El conjunto de Ramón Díaz remontó un 0-2 en contra, en Santa
Fe, sin embargo se fue con un gusto amargo por no poder descontarle puntos al
líder del campeonato, Newell’s. Los goles del Millonario los hicieron Gabriel
Funes Mori y Rodrigo Mora, mientras que Marcelo Barovero atajó un penal cuando
el partido estaba 1-2. Los tantos de Unión los convirtieron Franzoia y Cavallaro.
River llegaba a Santa Fe con la obligación de ganar para
ponerse a un punto del puntero, Newell’s, que ayer había empatado ante Quilmes.
El campeonato le brindaba una nueva oportunidad. Esta vez, de oro. Los tres
puntos, le permitirían ponerse a tiro de la obtención de un nuevo campeonato.
Los 10 minutos iniciales mostraron a un River incómodo, pero
encarador. El Millonario no podía jugar el partido que pretendía, sin embargo,
se las arreglaba para complicar a toda la defensa santafesina. Con poca pausa y
mucha verticalidad, River no supo aprovechar los espacios que entregaba la
última línea Tatengue. Sin embargo, pudo poner mano a mano a un jugador propio
ante el arquero rival: fue Manuel Lanzini quien tuvo la chance, pero una mala
definición –al bulto- se topó con el arquero rival, quien despejó a córner.
Desde ese tiro de esquina, nuevamente River generó una chance clara de gol, a
través de Jonathan Bottinelli, quién inexplicablemente no pudo enviar al fondo
de la red una pelota que venía de ser desviada por Gonzalez Pirez.
Luego de que haya transcurrido la primera decena de minutos,
Unión comenzó a dominar la pelota, y por ende, el partido. Los delanteros
riverplatenses terminaron de desconectarse totalmente del resto del equipo, y
comenzaron los problemas defensivos. Ezequiel Cirigliano se vio desbordado
constantemente, sin ayuda de Carlos Sánchez y con poca presencia de Ariel
Rojas. Para colmo, la última línea parecía competir por ver quién hacía peor
las cosas. Entre los centrales, Unión armaba un parque de diversiones y lograba
llegar con peligro al arco de Barovero.
De esa forma, el Tatengue abrió el marcador. Un buen pase de
Cavallaro a espaldas de Gonzalez Pirez, encontró a Andrés Franzoia que se
encaminó a enfrentar a Barovero. Cuando sólo un metro separaba al delantero del
arquero Millonario, un cruce de Bottinelli resultó contraproducente, ya que en
vez de despejar la pelota, sólo la tocó, sacando de la ruta del ex B*ca al 1
riverplatense, y permitiéndole definir ante un arco (casi, por la llegada de
Vangioni que poco pudo cubrir) libre.
Se quiso acomodar, River; pero poco pudo hacer. Impreciso,
las dificultades defensivas aumentaron por la confianza del rival, y el partido
pasó de complicado, a complicadísimo. Más aún tras el segundo gol del local.
Una gran jugada colectiva terminó de exponer a una defensa de terror. Con
Bottinelli saliendo lejos y mal, con Cirigliano lejos de relevarlo, con
Vangioni desbordado, con un Pirez alejado… todo mal. Sin embargo, todos los
puntos negativos de la defensa en aquella acción no empañaron la gran maniobra
individual de Cavallaro, que tras enganchar y hacer pasar de largo a dos
rivales, cruzó un zurdazo rasante que resultó inatajable para Barovero.
Quizás, la mayor virtud de River, se vio tras la segunda
conquista Tatengue. La rebeldía de un equipo sin pulso, salió a la luz. Gabriel
Funes Mori cruzó una buena pelota desde el sector izquierdo para Carlos
Sánchez, y cual Patoruzú fue a buscar un centro que permita generar peligro. El
centro llegó y Funes Mori definió. Definió como define Funes Mori, de cabeza,
pero con más potencia. Al bulto. A donde estaba el arquero. Sin embargo, la
fuerza del remate le dobló las manos a Limia que no pudo contener. Merecido gol
para el 9 que intenta suplir las fallas técnicas con la virtud de no negociar
la actitud.
El gol ilusionó a los de afuera, pero no despertó a los de
adentro. La continuidad del juego, fue brutal testimonio de lo escrito. A los
pocos minutos de conseguir el descuento, a River le cobraron un penal en
contra. ¿El motivo? Una jugada similar a la del segundo gol, por parte de los
Tatengues, que terminó con una aventura individual de Brian Alemán, tirando un
autopase en el área, y siendo derribado por un manotazo de Vangioni. Exagerada
la caída, es cierto. Innegable el contacto.
Allí, la jerarquía salió a flote. Andrés Franzoia se encargó
de la ejecución de la pena máxima, cruzó su disparo, con cierto grado de
potencia, por lo bajo, aunque no muy esquinado, hacia el sector derecho de
Marcelo Barovero. Y hacia allí se arrojó el 1 Millonario. Seguro, contuvo el
disparo sin dar rebote y con una gran precisión. Como siempre, Barovero
demostró estar a la altura de un equipo campeón. Con nula responsabilidad en
los goles (aunque siempre un arquero puede hacer más), y con buenas atajadas
para permitirle seguir con vida a su equipo.
River terminó el primer tiempo, ahogado con un grito de
(casi) gol. El responsable, fue Gabriel Funes Mori. O, mejor dicho, Alejandro
Limia. Porque el 9 hizo todo bien. Recibió un gran centro de Ariel Rojas, la
bajó para su perfil, se acomodó (un poquito) y definió de sobre-pique. Cuando
la pelota parecía colarse por arriba del arquero ex Arsenal, éste sacó un
manotazo bárbaro para desviar la pelota y enviarla al tiro de esquina. ¡Goo…
uhhh!
A partir de los 15 minutos de la segunda etapa, el encuentro
fue un monólogo. River comenzó a dominar la posición, se paró 15 metros más
adelante que en el primer tiempo, y fue a por todas en búsqueda del empate.
Primero, Limia se lo negó a Carlos Luna, quien definió mal tras un buen centro
atrás de Manu Lanzini. Luego, Limia le dijo no al mismo Lanzini, tras una buena
jugada colectiva por derecha que definió el 10 cuando ingresaba al área; en
ésta, el arquero también tuvo la complicidad del travesaño.
El empate, llegó a los 38 de la segunda etapa. Gabriel Funes
Mori tomó una pelota por el sector izquierdo, la cruzó para la entrada de
Gabriel Mercado y éste envió un gran centro entre el punto del penal y el área
chica. Allí se iba a hacer presente el 9, sin embargo, Rodrigo Mora lo anticipó
y definió de cabeza, metiendo la pelota casi por entre las piernas de Alejandro
Limia.
Parecía que River se lo llevaba por delante y conseguía los
tres puntos. Al menos, esa era la impresión que daba lo que sucedía en el
campo. Tras el empate, Unión intentó salir un poco, sin embargo, la actitud del
Millonario lo llevó a jugar sobre su arco. De esa forma, casi llega el tercero,
cuando tras un remolino en el área, la pelota quedó en el aire y Carlos Luna,
sobre un costado del área chica, envió la pelota hacia el centro de la misma,
dejando de lado al arquero rival. Cuando la bola pedía que alguien la mandase
al fondo de la red, no estuvo nadie. Sólo dos zagueros de Unión, que tiraron el
balón al tiro de esquina.
Tras ello, pasó poco. Poco en relación a situaciones de
peligro, sólo un tiro lejano y débil de Franzoia que contuvo bien Barovero, y
un buen cabezazo de Bottinelli tras un córner que capturó Limia. Lo más
importante de esos 5 minutos finales, fue la expulsión de Leandro Gonzalez
Pirez, por segunda amarilla.
River se fue con una sensación ambigua. Ambigua por cómo se
dio el partido, pero amarguísima por la oportunidad que se escapa. Quedan 15
puntos, y el Millonario aún no está fuera de la lucha. Sin embargo, el margen de
error disminuye y casi desaparece. Ganar o ganar, para pelear el campeonato
hasta el final. Ganar o ganar, para volver a gritar campeón.




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