domingo, 19 de mayo de 2013

Volviendo a la bipolaridad



Columna de opinión de Cultura Riverplatense sobre el empate ante Unión, en Santa Fe.

River se pareció al de hace algunos meses y mostró la peor cara de sí mismo tras mucho tiempo. Dos equipos en uno, con peligro de mitad de cancha hacia adelante –aunque no confirmando  lo que insinúa- y también con peligro, pero para sí mismo, de mitad de cancha hacia atrás.

Fue bipolar. Hemos utilizado ese término para describir a River hace algunos meses. Lamentablemente, hoy lo volvemos a hacer. River tiene dos caras. Tiene dos caras generales, y dos caras en cada uno de los detalles. Tiene movimientos tan buenos como pésimos. Triangula bien, pero define desacertadamente. Presiona bien, pero releva desastrosamente. Abre bien los espacios, pero se filtra poco y casi siempre mal. Mezcla las ganas de salir campeón con las acciones de un equipo que quiere pelear otro tipo de cosas.

Se rescata la actitud. Claro que sí. Un partido horrible, con la mano torcida, poca puntería, menos suerte, desinteligencia constante en el sector defensivo, verticalidad extrema y negativa en el ataque. Dos goles abajo, con momentos de inferioridad increíbles, un penal en contra, etc, etc. Es cierto, lo levantó. Se fue con la frente alta, y hasta mereció ganarlo.

Sin embargo, los errores cometidos pudieron ser previstos y solucionados de ante mano. Este cronista no recuerda una dupla central riverplatense que maltratase tanto la pelota como la que jugó hoy, pero ante Vélez. Si tus centrales no le pueden dar un pase corto a un compañero, es difícil que un equipo pueda salir jugando y tratando bien la pelota. Característica que sí había mostrado River en los últimos partidos, con la presencia de Balanta.

La inclusión de Bottinelli, resulta para quien escribe, inexplicable. Con Jonathan Maidana recuperado, y en buen nivel –al menos en el único partido que disputó-, resulta difícil de entender su salida. “Me gustan los segundos centrales zurdos” dijo Ramón en la semana. En nuestra cuenta de Twitter, escribimos que la presencia de Bottinelli iba en contra de la idea de salir jugando. Leandro Gonzalez Pirez, no se ha mostrado en bajo nivel al lado de Eder; por lo que deducimos que no era ese el inconveniente que River tenía abajo para tratar bien la pelota. Tanto el juvenil, como Maidana, han disputado partidos como segundos marcadores centrales; por lo que podrían haber ocupado aquel sector.

Otro que no estuvo a la altura, fue Ezequiel Cirigliano. Muy solo en la mitad de cancha, mal acompañado por Sánchez y con tibieza por parte de Rojas, al capitán le resultó imposible hacerse eje de un equipo que pidió la vuelta del Lobo Ledesma a aullidos. La superioridad numérica del local en el centro del campo, y las molestias físicas del 14 riverplatense, lograron que Unión manejase el encuentro desde aquel sector.

Poco queda para resaltar, más que la actitud y algunas buenas intenciones de los jugadores Millonarios. Fue malo desde lo futbolístico el trabajo de Leonel Vangioni. Desbordado constantemente, cometió un penal infantil y aportó poco en ataque; sin embargo, vale destacar que el ex Newell’s la pidió siempre, cosa que no sucede muchas veces.

Cambió el juego de Manuel Lanzini en la segunda etapa. Cuando se convirtió en eje, llegó lo mejor de River, abriendo huecos y llegando al fondo con gambeta y amagues. Reventó un tiro en el travesaño, y le dio una gran asistencia a Carlos Luna, en el comienzo de la segunda etapa. Sin embargo, se apuró en una jugada tras el gol del empate, en la que el 10 decidió rematar al arco desde una posición incómoda, en vez de tirar un centro al segundo palo para la llegada de Mora.

¿Qué decir de Barovero? Una vez más, el 1 volvió a demostrar que está a la altura de River. Podría haber hecho algo más en el primer tanto, sin embargo el cruce de Bottinelli lo sacó de la acción. Se lució atajando el penal de Franzoia. Luego, lo exigieron poco y nada. Mostró seguridad sobre el final, tras un remate tibio del pelilargo delantero Tatengue.

Valorable la entrega de Gabriel Funes Mori. Con desprolijidad, fue de los que mejor entendió cómo se debía jugar el encuentro. Si bien convirtió el primer tanto y fue artífice intelectual del segundo, como River, no pudo confirmar todo lo que insinuó. Sin embargo, en un oscuro partido, fue de lo más rescatable.

Debe saber River que no puede cometer más errores si el objetivo es campeonar. El campeonato había dado una oportunidad de lujo. Los tres puntos eran obligatorios. No es que el punto deje al Millonario fuera de la lucha, aunque la preocupación surge por la poca personalidad para imponerse en un choque vital para las aspiraciones del título. Falla la personalidad como falló en cancha de San Lorenzo, o en El Monumental frente a Quilmes, ni que hablar del encuentro en La Bombonera. No fue casualidad, sino más bien que fue causalidad. River no demuestra muchas luces a la hora de ponerse la chapa de candidato.

Seguramente, también lo sabe Ramón, quien hizo una fuerte autocrítica tras salir del vestuario, una vez finalizado el encuentro: “Dejamos escapar una oportunidad. Estuvimos muy mal en el primer tiempo, imprecisos, sin el control del partido” aunque destacó la personalidad para revertir el resultado.

Mientras tanto, River está a la expectativa. Rogando por una nueva chance. Finalmente, sólo el resultado de Lanús, terminará de condimentar éste tibio empate. Mientras tanto, se fue una chance importante. Otra más.  

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