Editorial de Cultura Riverplatense sobre el triunfo del
conjunto Millonario ante Atlético de Rafaela por 3 a 0, en el Estadio
Monumental de Núñez, escrita por Lucas S. Nicolaevsky.
Llegando a la recta final del campeonato, quienes aún
mantienen la ilusión de gritar campeón, comienzan a poner todas sus cartas
arriba de la mesa. Citando éste Torneo Final 2013, encontramos tres equipos que
parecen posicionarse como LOS candidatos a llevarse el título. Vemos a Lanús,
que está dentro del pelotón por su gran arranque y por mantenerse 15 fechas
invicto; obviamente está Newell’s, por su identidad de juego, por su sacrificio
e inteligencia para disputar dos torneos al mismo tiempo, lo que lo ha llevado
a transformarse en el mejor equipo argentino de éste semestre. Y aparece River.
Ahora, más firme que nunca. Segundo, con serias intenciones de pegar el
batacazo con la vuelta de Ramón Díaz.
Hasta no hace mucho tiempo, el único argumento serio de
River para demostrar por qué podía ganar el torneo, era su DT, y algunos flecos de sus jugadores que nadaban en la
irregularidad, jugando un partido 9 puntos, otro 5, y al siguiente 7. Pero ayer…
ayer fue la reconfirmación. ¿Reconfirmación de qué? De la levantada de River.
Desde el triunfo ante Racing, en Avellaneda, por la fecha 8
del torneo que se está disputando, River comenzó a tejer su identidad. De a
poquito, con irregularidad, pero siempre con la misma intención. Posesión de
pelota, laterales que pasan al ataque, el volante central como eje del equipo,
y verticalidad de tres cuartos de cancha en adelante. Poco pase filtrado, mucha
tenencia de pelota.
Lo aplicó a la perfección ante el ya mencionado Racing, y
también ante All Boys. Le costó contra B*ca y Godoy Cruz, y cumplió ante
Quilmes, Arsenal y Unión aunque pecó de inocencia y terminó dejando ir 6
puntos, culpa de la desconcentración y la falta de efectividad de cara al arco
contrario.
Sin embargo, lo de ayer, está en otro escalón. Ayer River
cumplió en todo. No era un rival sencillo Atlético de Rafaela. Invicto hasta la
fecha pasada, el conjunto de Jorge Burruchaga se había transformado en un
equipo duro de roer, un conjunto que a través de la prolijidad, la garra y, a
veces, el buen juego, había cumplido su objetivo con bastante antelación y
soñaba con meterse en alguna discusión un poco más grande.
El Millonario, vale la pena aclararlo antes de ahondar un
poco más, no fue el Barcelona. Sin embargo, terminó de acentuar una identidad
propia. River, hoy, sabe a lo que juega. Repitió la idea en los últimos siete
partidos, a veces con éxito y otras tantas sin él. Pero es más que valorable.
River pasó de ser un equipo que tenía como única idea el desborde y el centro
para el 9, a transformarse en uno que tiene paciencia, que intenta llegar a
través del toque corto y la asociación. Que también apuesta al desborde, claro,
aunque de 3 pelotas, lo hace en 1.
Vitales para que la idea de Ramón vaya en aumento, son
Cristian Ledesma y Manuel Lanzini. Principalmente, el primero. Lobo se transformó en el dueño y señor
del mediocampo Riverplatense. Él es quién indica por dónde y a qué ritmo
atacará River en la próxima acción. Es Ledesma quien abre la cancha o quien
filtra para Lanzini. Es Ledesma quien traslada hasta formar un triángulo con el
10 y Ariel Rojas para toquetear, cortito y rápido, intentado romper alguna
estructura defensiva. Es Ledesma el
capitán del juego.
Y es Ledesma quien encontró a sus socios ideales. Los dos
mencionados en el párrafo anterior. Pero, quien escribe, prefiere centrarse
especialmente en Manuel Lanzini. El 10. El enganche que tiene poco de conductor
pero mucho de quilombero.
Con la presión de calzar la camiseta más pesada del fútbol
argentino teniendo 20 años, Lanzini ha madurado desde la llegada de Ramón Díaz.
El DT lo bancó pese a un mal comienzo de torneo y le devolvió la titularidad
justamente ante Racing. Y desde allí, el 10 fue creciendo. Siempre con
irregularidad, pero creciendo.
Fue eje ante Racing, manejó bastante la pelota ante Arsenal
aunque no fue desequilibrante, le pasó lo mismo ante Godoy Cruz, donde convirtió
de penal, mejoró muchísimo ante Quilmes, hizo el gol en cancha de B*ca y tuvo
un gran primer tiempo aunque decayó en el segundo, volvió a marcar ante All
Boys, partido en cual volvió a tener un grato rendimiento, tuvo un flojo
desempeño en el primer tiempo ante Unión aunque fue uno de los mejores en la
segunda etapa. Y ayer, apareció desde los 10 minutos de partido para jugar 35
minutos a un nivel altísimo, gambeteando, tocando y perdiendo muy pocas
pelotas. 35 minutos porque River no se propuso lastimar durante todo el segundo
tiempo.
Son Ledesma, Lanzini, Rojas, Vangioni e Iturbe los
argumentos que tiene River para luchar el campeonato de aquí hasta el final.
Por lo que generan juntos, y por lo que generan individualmente. Con Lobo, Manu y Ariel como ejes del toque,
con el mismo Manu junto a Iturbe y Vangioni como las sorpresas verticales, de
tres cuartos de cancha en adelante, y con el sacrificio de Ledesma y el ya
mencionado Vangioni. Uno, recuperando todo lo que pasa por mitad de cancha, y
el otro, yendo y viniendo como quien tiene 4 pulmones.
A ellos se les suma el resto del equipo. Siempre al ritmo de Ledesma para atacar, y siempre al ritmo de Vangioni para retroceder. "Cuando la tenemos, tocamos" parece ser el mensaje del capitán. Y vaya si así lo adopta el equipo. Desde Barovero, pasando por los centrales, se intenta llevar a cabo el toque corto adornado de la paciencia siempre necesaria. A la hora de recuperar, luchamos y corremos a todos hasta que el peligro haya desaparecido. Esto último se cumple un poco menos, pero se cumple. Por algo, River mantuvo su valla invicta en 2 de los últimos 3 partidos, casi sin sufrir, a excepción del tenebroso primer tiempo en Santa Fe.
River ha mejorado. River ha crecido. River tiene con qué
ilusionarse. El Millonario está segundo, y en crecimiento. La lucha es dura.
Pase lo que pase entresemana, a partir del próximo fin de semana, Newell’s sólo
disputará el Torneo Final. Los tres puntos son una buena ventaja para los
Rosarinos cuando quedan 12 en juego. Sin embargo, la ilusión de pegar el
batacazo en la recta final, a éste River no se la quita nadie. ¿Sólo ilusión?
Pues, digamos que sí. Una ilusión basada en argumentos que van más allá de
Ramón Díaz, aunque sea éste el principal responsable de que ellos existan.
Veremos que indica el final del Torneo ídem. Sin embargo, el reconocimiento
ya está hecho. El Pelado ya le dio su
estilo al equipo, resta seguir puliéndolo para que la famosa frase “Lo mejor está por venir” pueda ser un
fiel reflejo de la realidad.




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