El Millonario fue una aplanadora ante Atlético de Rafaela y
lo goleó por 3-0, en el Estadio Monumental. Leonel Vangioni, Eduardo Domínguez
en contra y Carlos Luna, fueron los autores de los goles, todo en el primer
tiempo. El equipo de Ramón manejó los hilos de todo el encuentro, fue muy
superior, superó a Lanús en la tabla de posiciones y se ilusiona con campeonar.
“Queremos un equipo que ataque todo el tiempo, no importa si
queda desequilibrado porque yo quiero atacar” había expresado Ramón Díaz en la
semana, justificando el esquema utilizado para el choque de ayer ante Atlético
de Rafaela. Y vaya si cumplió.
River fue una aplanadora. No lo demostró en los primeros 6
minutos, donde no pateó al arco, pero sí lo demostró en los 84 restantes. Uno
de los sectores claves en donde se iba a ganar el encuentro, era en el
mediocampo. Perderlo, significaría para River complicarse el partido. Ramón
mentalizó a los suyos para que, pese a la inferioridad numérica en aquel sector
(2 volantes contra 4 de Rafaela), todas las pelotas sean del local. En el
minuto 7, Leonel Vangioni recordó las palabras de su entrenador, y fiel a lo
que demuestra en cancha domingo tras domingo, luchó, recuperó y se proyectó.
El ex Newell’s anticipó a Carrera en la mitad de la cancha y
avanzó con el arco de Sara en la cabeza. Se proyectó, bajó la velocidad,
levantó la cabeza, no vio a nadie, se arrimó un poquito más y sacó un sablazo
bárbaro que resultó inatajable para el arquero visitante. Gol, ventaja rápida y
tranquilidad para River.
Con el tanto, la relajación no tardó en llegar, pero a
diferencia de otras oportunidades, ésta fue positiva. Positiva porque River
parece haber aprendido a jugar con la ventaja. Lejos de retroceder, siguió
atacando y asfixiando a su rival. Decidió cuidar la pelota cuando la tenía en
su poder, hacer la famosa medialuna del toque, del sector derecho hacia el
izquierdo y viceversa, pero todo con toques cortos.
De Mercado a Ledesma, de éste para Rojas y del ex Godoy Cruz
para Vangioni. Si se puede seguir avanzando, lo harán, y si no la pelota tomará
exactamente el mismo camino por el que viene, pasando desde el ex Newell’s
hasta llegar a Mercado o Iturbe, por el sector derecho. También puede aparecer
Lanzini, para meter alguna gambeta que deje a un par de rivales por el camino y
acelerar la jugada; sin embargo, el desarrollo anterior podría definirse como
la identidad de este River.
El buen trato de pelota le permitió seguir llegando hasta
las costas del área de Rafaela, aunque con pocos remates al arco. De hecho, el
segundo tanto, se transformó en el segundo disparo al arco… sin serlo
directamente. ¿Cómo? Vangioni realizó un lateral que encontró a Funes Mori
adentro del área. El Mellizo dominó (con la panza y su brazo) y descargó para
Ariel Rojas, que se proyectaba pegado a la línea izquierda del área grande. El
ex Godoy Cruz recibió y sacó un latigazo paralelo al arco en forma de buscapié.
Y el buscapié encontró una rodilla. Se trató de la derecha de Eduardo
Domínguez, que en su afán de despejar, terminó mandando la pelota al fondo de
la red.
Letal. Dos ataques profundos, dos goles. Era imposible
analizar hasta el momento el desarrollo de River. Es decir, en 14 minutos, el
conjunto de Ramón no había brillado como para sacar dos goles de ventaja, aunque
se imponía en el desarrollo, no había llegado al auge de arrollar a su rival a
través de su planteo. Cosa que si comenzó a hacer tras el segundo tanto.
Al juego y la prolijidad, River comenzó a agregarle vértigo
y por ende, peligro constante para el arco de Sara. Desde los pies de Manu
Lanzini y del Lobo Ledesma, River fue
una maquinita, y a través del toque corto, la gambeta y la velocidad del 10 y
de Juan Iturbe, terminó de complicarle la vida a un Atlético de Rafaela que
tenía ganas de tomarse el primer micro que vaya a su ciudad, a sabiendas de que
el partido ya estaba liquidado.
Generó chances de gol, como un cabezazo de Funes Mori que
besó el palo, tras una gran jugada colectiva, o algún rebote que cazó Luna y
mandó por las nubes tras otra grata jugada en equipo.
El tercero estaba al caer, y cayó. Y lo hizo un delantero. Mejor
dicho, un centro-delantero. Carlos Luna. El Chino cabeceó un gran centro de Juancito Iturbe, que había desbordado de
manera perfecta a Machín tras recibir la pelota de Lanzini, luego de toqueteo
entre éste, Ledesma y Rojas. Vale destacar también el anticipo de Luna a
Fontanini, en el borde del área chica para impactar el cabezazo y sentenciar la
jugada.
3-0 en 30 minutos. Si hacía falta una muestra de
personalidad para pelear el campeonato hasta el final, River la estaba dando.
Posesión, siempre posesión. Presión ofensiva y mucha, muchísima gente en
ataque. Tanta, que en los 15 minutos finales de la primera etapa, el cuarto gol
pudo haber caído en más de alguna aproximación. Otro rebote que pescó Luna,
quien quiso colocarla con su pierna izquierda al palo más alejado de Sara y
terminó tirándola a la tribuna. Un remate lejano de Iturbe. También un centro
que Funes Mori intentó bajar para el ingreso de alguien, y ese alguien nunca
apareció. Fueron varias.
El complemento, estuvo de más. Liquidado en el primer
tiempo, River salió a jugar con la cabeza puesta en el choque del próximo
domingo ante Argentinos Juniors. La idea de mantener la pelota, salió a la
perfección, sobre todo a través del eje de Ledesma. Bottinelli y Maidana se
cansaron de tocarla entre ellos y para los laterales, y el Millonario esperó
que pasasen los minutos de una historia juzgada. Pudo haber aumentado la
ventaja tras una escapada de Rodrigo Mora, quien ingresó por Iturbe, que
contuvo bien Sara. También pudo haber sufrido la caída de su valla, sin embargo
apareció el siempre seguro Barovero y le tapó un buen mano a mano a Albertengo,
quien le había ganado la posición a un Maidana que lo sujetó de la camiseta
hasta que el delantero definió.
Con la presión de ganar sí o sí, y siendo consciente del resultado
de Lanús, River se sacó de encima un partido que en la previa parecía más
complicado. Además de sacarse un problema de encima, River se calzó la chapa de
candidato nuevamente, y esta vez, con más ilusión que nunca. El equipo de Ramón,
fue como nunca el equipo de éste. Con su sello. Con el sello de River. Con las
3G como objetivo constante. River ganó, gustó y goleó. River ganó, gustó y
goleo y está segundo. River ganó, gustó y goleó, pero principalmente, ilusionó.




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