Y un día, el 10 volvió a ser importante... ~ Cultura Riverplatense

En un campeonato en donde el enganche de River está constantemente bajo la lupa, Manuel Lanzini volvió a ocupar ese lugar y esta vez cumplió. Centro perfecto para Gonzalez Pirez en el primer tanto, y corrida interminable para liquidar el partido sobre el final. El 10 fue una de las figuras, bancó la pelota, jugó y en varias partes del encuentro hizo jugar.

Hace rato se esperaba un partido así de Lanzini. Aquel pibe, que durante todo el Torneo Inicial reclamó continuidad en su posición, hoy demostró el porqué de tanto reclamo. Lejos de su nivel regular de comienzos del campeonato, Manu la dejó chiquita en Avellaneda e hizo ilusionar a todo River.

Comenzó activo, pareciendo entender el mensaje de Ramón que esboza que “el enganche de River no puede estar dos minutos sin tocar la pelota.” Se asoció con Ariel Rojas y se mostró como descarga siempre para Cristian Ledesma. Buscó a Sánchez y a Vangioni, aunque no encontró mucho a Funes Mori ni a Luna.

Remató de lejos, bancó la pelota y a veces, hasta le hizo creer a los jugadores de Racing que la única manera de quitarle el balón sería acudiendo a la falta. Manuel Lanzini jugó su mejor partido desde que está en la Primera de River.

Envió un centro perfecto para el cabezazo de Leandro Gonzalez Pirez que terminó en el primer tanto Millonario. Asistió a Rodrigo Mora, de forma impecable, en lo que pudo ser el segundo tanto riverplatense, cuando promediaba el segundo tiempo. Terminó mostrando su resistencia física, con una corrida de casi 70 metros para liquidar el encuentro luego de eludir a Sebastián Saja.

Es cierto que la irregularidad ha sido la madre de Lanzini en su carrera futbolística, por lo que por un partido no se puede descorchar champagne y hablar de la explosión del pibe que fue crack en inferiores. Tan cierto como que River necesitaba un rendimiento así en alguno de sus enganches del plantel. Lo encontró en Manu, y Ramón, pudo sonreír en Avellaneda.

Ahora, a seguirla ante Arsenal para prenderse definitivamente en la lucha de arriba.