lunes, 8 de abril de 2013

River ganó y le hizo honor a su historia



Tras dos años sin triunfos oficiales en clásicos, River venció a Racing por 2 a 0 en Avellaneda, se prendió a la lucha por el campeonato y dejó a sus hinchas satisfechos de fútbol. Los goles del conjunto Millonario los hicieron Leandro Gonzalez Pirez, de cabeza, y Manuel Lanzini, con una corrida a lo Cuevas sobre el final del encuentro.

El conjunto de Ramón Díaz había ingresado a una meseta. Así lo había descripto Cristian Ledesma, luego del empate sin goles ante Vélez en El Monumental. El encuentro de este domingo, ante Racing, era vital para las aspiraciones riverplatenses.

Y River, lo jugó a lo River. Desde el minuto inicial, demostró las ganas de llevarse puesto a un rival que, si bien no es de los máximos candidatos a pelear el Torneo Final, tampoco es un equipo con pocas aspiraciones. Con triangulaciones, manejo de balón y gente en ataque, el Millonario comenzó a dominar el partido.

Las escaladas de Leonel Vangioni por izquierda, en asociación con Ariel Rojas y con el enlace Manuel Lanzini, le permitieron a River crecer por aquel sector y comenzar a inquietar a un Racing estático, que sólo reaccionaba por el empuje de su gente.

A los 10 minutos del primer tiempo, vino la primera diferencia. Un tiro de esquina ejecutado perfectamente por Lanzini, encontró un cabezazo aún mejor por parte de Leandro Gonzalez Pirez. El juvenil defensor central clavó su testazo en un ángulo y marcó el primer tanto Millonario, tras la estirada de un Sebastián Saja que nada pudo hacer.

El gol le entregó confianza a River para seguir manejando la posesión, y a los pocos minutos pudo estirar la diferencia, tras otra jugada de pelota parada que ejecutó Ariel Rojas y que Rogelio Funes Mori envió a gol. Sin embargo, un claro offside de éste último fue visto por el asistente que automáticamente anuló el tanto.

El Millonario pudo aumentar su ventaja, aunque el bajo nivel de Carlos Luna y Gabriel Funes Mori, le quitó un poco de peso ofensivo para complicar a Saja de acorde a lo que se veía en el desarrollo del juego.

A la vuelta del entretiempo, Racing adelantó sus líneas y River entregó la iniciativa, logrando lo que en la etapa inicial parecía imposible: que el elenco de Luis Zubeldía le generase algún temor que otro a la defensa riverplatense.

La Academia sólo lograba ingresar al área de River a través del pelotazo o las escaladas por el sector izquierdo de la defensa Millonaria, en dónde Leonel Vangioni –sentido por una molestia muscular- no lograba tapar a Ivan Pillud en primer término, y mucho menos a Diego Villar, cuando ingresó.

Desde aquel sector, llegó la única ocasión con verdadero riesgo para el arco Millonario. Un buen cambio de frente por parte de De Paul, y una mala marca escalonada de River, le permitieron a Diego Villar tomar la pelota en el costado del área millonaria y enviar un preciso centro a la cabeza de Bruno Zuculini, que cabeceó y le reventó el travesaño a Marcelo Barovero.

Justamente, Zuculini, fue un actor principal en el segundo tanto Millonario. Con todo Racing en el área visitante, un rebote le quedó al hermano de Franco, quien quiso ceder para un compañero y terminó entregándole el balón a Manuel Lanzini, para que éste, con una corrida memorable, se fuese mano a mano con Sebastián Saja.

El 10 riverplatense hizo todo bien, no se dejó caer cuando Zuculini intentó voltearlo y encaró directo hacia el ex arquero de San Lorenzo. Lejos de ponerse nervioso, cuando tuvo cara a cara al mejor portero argentino, lo esquivó con madurez y envió al fondo de la red la pelota para irse besando el escudo Millonario y llenándose la boca de gol.

El segundo tanto fue un golpe de knock out para La Academia, y River terminó de relajarse para festejar definitivamente cuando Pablo Díaz pitó el final del encuentro. Con el triunfo, el conjunto de Ramón se prendió de lleno en la lucha del campeonato, y quedó segundo junto a Newell’s, a dos puntos del puntero Lanús.

Sin embargo, para el hincha Millonario, lo más importante, fue el buen nivel del equipo. Sólido, con ideas, con posesión y con actitud. Así, River se ilusiona con pelear hasta el final, tal como lo prometió su técnico una vez finalizado el encuentro: “quédense tranquilos, éste equipo va a pelear.”

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