lunes, 4 de febrero de 2013

Trezeguet y un gol para ilusionar

David se llena la boca de gol. La gente, la cabeza de ilusión. (Foto: Olé)


El capitán de River volvió al gol ante B*ca e hizo ilusionar a todo el pueblo Millonario con su recuperación. Si bien aún se mostró falto de fútbol  -y de confianza-, se lo vio con más movilidad que en el semestre anterior y más participación en el juego.

No era un partido más para Trezeguet. Consciente de que arranca de atrás para Ramón, el capitán riverplatense sabía que el River – B*ca, en Córdoba, sería vital para comenzar a modificar su imagen con el entrenador y gran parte del periodismo.

No fue su mejor partido, es cierto. Pero observando detalladamente, se encuentra una clara mejora. El gol es la confirmación de esa mejora. Su participación en el juego asociado de River, fue de menor a mayor. A medida que el partido fue consumiendo minutos, David lograba entrar más en el circuito de toques millonarios, y como nos tiene acostumbrados, sus cambios de frente a un toque demuestran la intacta calidad del goleador.

En cuanto a situaciones de riesgo, David contó con dos claras. La primera, un mano a mano inmejorable en donde su definición fue pésima. Será la falta de confianza, el poco ritmo futbolístico, o una baja de sensibilidad; pero para esa definición no queda otro calificativo: pésima. Su remate salió muy desviado por encima del travesaño.

La segunda, fue la del gol. Apenas desperdició el mano a mano en el primer tiempo, se las rebuscó para cabecear un centro de Sánchez, que llevó cierta dificultad a Orión. Por eso, no fue casualidad que el gol provenga de su cabezazo. En el segundo tiempo, Rojas lo ubicó en el área y le colocó un magistral centro a la cabeza. Como si fuera su pierna derecha, David sacó un potente cabezazo que resultó incontenible para Orión, que bien había reaccionado con sus reflejos poniendo su mano izquierda. El rebote quedó servido. Y ahí sí, sin apurarse, David definió con suavidad para sacarse toda la mufa.

Tras el tanto, pidió el cambio. Quizás porque estaba agotado. Pero, por qué no, también porque necesitaba el mimo de una ovación. Retirarse, de una vez por todas, ganador. Importante. Es decir, sentir ese cosquilleo de satisfacción y tarea cumplida al escuchar que la gente corear su nombre por su trabajo. Alimenta el ego, y un personaje como éste no puede vivir sin él. Aunque no lo demuestre, Trezeguet sabe que está en deuda, y eso es lo que más le pesa.

El gol, (lo) invita a pensar a pensar que éste semestre será distinto. Es un gol que ilusiona. Es un gol que puede ser el principio de un retiro a lo grande. 

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