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| Momentos de Gloria. Recordar, para volver a ser. River nos necesita más juntos que nunca. |
Editorial sentimental de Cultura Riverplatense sobre todo lo que le pasó al hincha de River. Hora de volver a ser lo que fuimos, para volver a ser felices.
Típico de noche previa a un partido. Realizando recopilación
de material, sobretodo audiovisual, las imágenes de la historia moderna
riverplatense florecen cual rosal de primavera. Los goles de Crespo y Enzo, las
gambetas de Ortega y Gallardo. El manejo de Astrada, el juego horizontal que se
transformaba en vertical en cuestión de milésimas. Los laterales al ataque, y
haciendo goleadores a los 9. Los centros de Coudet para los goles de Cavenaghi.
Las chicanas de Ramón. Los encares de Aimar, para los piques de Saviola. Todo
junto.
Semejante cantidad de ingredientes, puestos en la licuadora
de nuestro cerebro, logran que el contraste con el presente sea vomitivo. O
deprimente. O vomitivo y deprimente. Orgullo por ver a Gerlo de 9, las caretas
del careta de Fabianni, Gorosito sentado en el banco y probando –aceptando- a
Cohene Mereles. Juan José López declarando orgullosamente, cuando el club más
importante de la Argentina estaba peleando el campeonato, “quedaremos en la
historia por haber salvado a River del descenso”. A un Presidente, con una
labia sin igual, mintiéndole a los hinchas cual descarado violador de
sentimientos ajenos (porque hincha de River, seguro que no era). Con otro
Presidente, sin labia, que –entre otras cosas- se negó a aceptar una ayuda
económica del hincha genuino para levantar al club, argumentando que “el hincha
no debe pagar por los errores dirigenciales”; y que un año después no lograse evitar
la muerte futbolística que significó el descenso por no tener un plan para
levantar ese monstruo financiero que era River.
Todo esto invita a pensar, ¿qué nos pasó? ¿Qué dejamos de
hacer bien para que esto terminase así? ¿Cuál fue nuestro error para en 2012
tener que rogar con el fin de que el equipo que representa a nuestra Primera
División, tenga que dar dos pases seguidos? ¿Qué se nos pasó por la cabeza que
no pudimos evitar éste desastre?
Sin embargo, también invita a cambiar nuestro accionar. Si
en el pasado no fuimos capaces de evitar un desastre, ahora ayudemos a que
River se reconstruya para el futuro. No dejemos que soberbia, codicia e
ignorancia terminen de vaciar nuestro patrimonio cultural más querido. No
abandonemos a River.
Desde nuestro lugar, con nuestro contexto. Cada uno va a
poder dar una mano para que el gigante se despierte. Desde abonar una cuota
social, hasta prestar un servicio, pasando por comprar latas de pintura para el
estadio, o maderas para las butacas de la Sívori baja. Cualquier cosa.
Todos aquellos con poder, se olvidaron de River, cuando
tenían que salvarlo. Ahora, es tiempo de que –quienes no tenemos poder-
colaboremos aún más para levantarlo. Para volver a ser. Para no seguir
preguntándonos: ¿Qué nos pasó?





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