| ¿Nace un amor? |
El uruguayo Rodrigo
Mora debutó con la camiseta de River como titular, y demostró que no le pesa
llevar la banda roja en el pecho. Desde su primera participación hasta la
última, dejó cosas destacables. Con un gol y dos asistencias, se transformó en
el Labruna de la fecha para Cultura Riverplatense.
No habían pasado ni dos minutos para que Rodrigo Mora le
muestre al hincha de River que, más allá del rendimiento futbolístico, él tiene
carácter para luchar por triunfar con la banda roja.
Heinze, caudillo de la Selección Argentina hasta no hace
mucho tiempo, intentaba salir jugando por la izquierda. Lejos de mirarlo plácidamente,
Mora lo corrió, lo trabó, lo tiro al piso y le ganó. La jugada posterior se
diluyo sin mucho riesgo para el arco de Guzmán. Pero algo quedaba claro: el
uruguayo, es guapo.
El de ayer, fue el debut soñado. Si bien había jugado 20
minutos ante Colón, en Santa Fe, el de ayer fue el debut en cancha de River.
Algo, sin dudas, especial para cualquier jugado del planeta fútbol. Y Mora
demostró querer hacer historia desde el comienzo.
Gambeta, velocidad, toque corto, picardía, guapeza,
habilidad. Seis características que ayer relució Rodrigo desde el comienzo del
partido, hasta el último pique que acabó con el poco oxigeno que guardaba. A
todo eso, también habría que sumarle la inteligencia. Inteligencia que se hizo
notar en cada una de las pelotas que intentó jugar.
Durante lapsos del partido, parecía una cargada al rival.
Mora estuvo imparable en todo momento, y a veces parecía mofarse de los
defensores que, atontados, intentaban quitarle la pelota sin demasiado éxito.
Será cuestión de tiempo, si el rendimiento es el mismo, que
el título de ésta nota deje de ser presente para ser algo ya concreto. Mora
enamora desde el juego. Si sigue así, será difícil que el Monumental no truene
domingo tras domingo con el grito de “uruguayo, uruguayo”.




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