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| Dos caras: River alegría y River preocupación |
Editorial de Cultura Riverplatense sobre el empate ante Newell's Old Boys de Rosario, por la fecha 6 del Torneo Inicial 2012.
Como el titulo de éste escrito, existe un libro de los que
se denominan de autoayuda. El mismo, escrito por Bernardo Stamateas, brinda
diferentes tips para identificar lo que él denomina como auto-boicot. Es decir,
una serie de decisiones/acciones que el ser humano realizar para atentar contra
sus propios intereses. Palabras más, palabras menos, River como equipo debería
leer la obra de Stamateas para no destruir en cinco minutos, lo que realizó
durante 60.
Parecía un sueño. Casi el mismo equipo que una semana atrás
fue un conjunto de tibios ataques contra la valla de Colón, atacaba la zona de
éste Newell’s con cartel de candidato a través del toque, la gambeta, la
velocidad, y el juego asociado. Misión que, hace siete días, parecía imposible.
Almeyda había advertido el comienzo de una nueva era a
través de las declaraciones mediáticas que se realizan en la semana. En cierto
modo, tenía razón. River volvió a ser un equipo arrollador después de mucho
tiempo. El juego en velocidad, el primer toque, la profundidad y la cantidad de
llegadas al arco rival, hicieron que el empate de ayer resulte injusto.
La inclusión de Rodrigo Mora, y el cambio de esquema,
hicieron de River un equipo impredecible de mitad de cancha hacia adelante, lo que
lo transformó en imparable para la visita rosarina.
A fuerza de hombría y gambeta, el uruguayo Mora le ganó el
duelo a toda la defensa leprosa, y transformó en ultra picante al ataque
Millonario. Sus asociaciones con Trezeguet y Funes Mori, le entregaron a River
una gran cantidad de situaciones de peligro sobre la valla de Newell’s.
También fueron altos los rendimientos de Ariel Rojas, sobre
el sector izquierdo del mediocampo, haciendo una grata tarea de proyección y
toque; y de Leonardo Ponzio que copó el centro de la mitad de la cancha, con
todas las características que posee un león con técnica. Quite y distribución,
hicieron del rosarino uno de los más destacados jugadores en el empate de ayer.
La actuación de Ramiro Funes Mori también fue para destacar.
De buen timming a la hora de anticipar y rechazar, yendo mucho al ataque,
aunque generando poco peligro con sus proyecciones como protagonistas
principales. Fue más bien partícipe de las asociaciones sobre el sector izquierdo
que finalizaron con cierto riesgo para la portería de los rosarinos.
Todas esas características positivas, fueron auto-boicoteadas
por el mismo River. Sí. Aquel que a través del buen juego había conseguido una
ventaja de dos goles por sobre un equipo candidato a campeonar, borrándolo del
campo de juego y mereciendo una ventaja aún mayor, fue el mismo que por
decisiones erróneas de algunos de sus integrantes, se transformó en el equipo
apichonado y temeroso de siempre.
Será trabajo del entrenador intentar, una vez más, que su
equipo no decaiga en la depresión que le genera un tanto en contra. O mejor
aún, lograr que su equipo no se convierta un gol en contra desde la actitud. Bajar
la marcha, mantener la posesión de la pelota e impacientar al rival a través
del toque corto, logrando en consecuencia una mayor cantidad de espacios en la
defensa adversaria, serían recursos oportunos para utilizar cuando la ventaja
es clara en el resultado y más aún en el juego.
Desde el juego, éste equipo tiene cualidades para volver a
ser el River que todos queremos. Pero para serlo, deberá mejorar en el aspecto
psicológico, ya que no son pocos los jugadores de éste plantel que parecer
acosar la presión.
Si bien el sabor de boca que queda es amargo, ya que el
equipo mereció la victoria y la dejó escapar con dos errores infantiles, uno
individual y el otro grupal; aparece también un cierto aire tranquilizador que
se basa en los gratos 60 minutos que se vieron durante los 15 del primer
tiempo, y los 28 del segundo. Será cuestión de trabajo lograr que esos 60 se
transformen en 90, y que River no deje escapar más puntos que le pueden costar
caros en el futuro.





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