lunes, 31 de marzo de 2014

Tres puntitos inteligentes en el Superclásico


River venció a B*ca como visitante por 2 a 1 en un partido emotivo y raro. Aquí, en Cultura Riverplatense intentamos desmenuzarlo con una lupa futbolística.

El triunfo en La Bombonera, más allá de las cuestiones anímicas y morales, le otorga a River argumentos como plantearse seriamente la posibilidad de animar el Torneo Final 2014. Si bien la actuación en el Alberto J. Armando distó en el nivel lúdico de lo exhibido ante San Lorenzo en El Monumental, tiene un nivel táctico que no deja de impresionar, dejando la sensación de que estando un poco más finos de mitad de cancha hacia adelante, la diferencia hubiese sido aún mayor.

Lo primero que hay que decir sobre la histórica victoria, es que River no salió a atacar de manera desordenada, lo que no quiere decir que no haya atacado. Queda la sensación de que River llegó poco, porque pateó pocas veces al arco. Ahí está la arista que mencionábamos más arriba.

River encontró la llave del partido jugando a la espalda de Fernando Gago con un espectacular Manuel Lanzini, y supo que la generación de peligro se iba a dar a la espalda de los laterales, especialmente de Emanuel Insua. Para que Lanzini pueda resaltar, existió una sociedad atrás de él que funcionó de la mejor manera desde la presión y –cuando existían los espacios- desde la elaboración. El dúo Ledesma – Rojas volvió a tener un partidazo. Sobre todo en cuestiones defensivas.

Ledesma fue el termómetro del mediocampo. Al compás de él se movió River. En la zona de presión, en los tiempos de juego, y hasta en el carácter. Siempre duro pero siempre leal. Rojas lo acompañó a la perfección, con mucha más personalidad que en otras ocasiones y con algunos destellos de fútbol champagne, como un pase de primera a Cavenaghi que lo dejó mano a mano, y un firulete extraño, en mitad de cancha, tocando de primera y haciendo pasar de largo a su rival con un autopase.

Volviendo a Lanzini, cabe destacar que se le vio una faceta casi desconocida en su juego: el pase. Ayer, Manu se destacó como lanzador y observando exclusivamente lo que fue su partido, se encuentran grandes asistencias a espaldas de los laterales, y buenas conducciones de mitad de cancha hacia adelante. Fue un conductor más que un mediapunta, al menos, en las ocasiones en las que River decidió ser vertical en el juego.

Realizando un análisis en general, es cierto que B*ca pateó más al arco, y ahí resalta la figura de Marcelo Barovero, que tuvo cuatro grandes intervenciones. Dos ante Martínez, en el primer tiempo, otra con Erbes al comienzo del segundo y la última ante un bombazo de Insua, cuando el partido estaba 1-1.

Sin embargo, River constantemente agarraba mal parada a la defensa local, que salía lejos pero no tiraba el achique y no presionaba. Gago se veía desbordado cuando la presión era efectiva –casi siempre que B*ca atacó por el centro- y River aprovechaba. Así, rozó el gol con un mano a mano de Rojas tras una gran jugada colectiva que derivó en un centro raso de Cavenaghi y que cortó magistralmente Erbes. También en una corajeada de Teo Gutiérrez que terminó en un pase para Lanzini que se fue largo por la rapidez del campo de juego. También lo tuvo cuando toqueteó de primera durante un tiempo prolongado y no pudo conectar al delantero colombiano que hizo la diagonal de manera inversa a la forma que lo indicaba una correcta lectura de la jugada.

También lo hizo cuando estuvo en ventaja, luego de un gran pase de Rojas a Cavenaghi que culminó con una corrida que el capitán remató afuera. Y por último, lo realizó cuando el partido se encontraba igualado. Primero con un desborde de Rojas que terminó en Teo y una definición que encontró bien parado a Orión. Luego, con un fantástico pase largo de Maidana para Lanzini, que culminó en el cierre de Grana y el córner que le posibilitó a River llevarse la victoria.

Es decir, el equipo de Ramón tuvo la virtud de explotar los defectos de su rival en más de una ocasión. Y si bien falló en la última estocada, en todo momento pareció mostrar su personalidad en el campo ajeno. También es cierto que por momentos la pasó mal. A veces, por errores tácticos –como no reacomodar el retroceso ante la constante superioridad numérica del rival por la banda derecha- y otras tantas por la jerarquía individual del rival, como las apiladas de Martínez o el toqueteo entre Riquelme y Sánchez Miño.

En donde se definen los partidos, River también fue más preciso que B*ca. El equipo de Bianchi tuvo dos mano a mano que no fueron bien aprovechados ni por Gigliotti primero ni por Riquelme después. El de Ramón, contó con dos. El primero fue un magistral cierre de Erbes, y el segundo, un inmenso gol de Lanzini. También supo captar mejor los horrores defensivos del rival. Mientras que River transformó en gol el regalo de Orión, B*ca se topó con Barovero en un cierre inentendible de Jonathan Maidana tras una escaramuza que terminó en los pies de Erbes en el punto del penal.


La conclusión es que un empate no hubiese sido injusto, aunque la victoria de River encuentra fundamentos no solo morales sino también futbolísticos. Así, el conjunto de Ramón se permite soñar con un objetivo mayor. Sin embargo, tiene un desafío más que interesante el próximo miércoles ante Newell’s. En caso de ganar, nadie podrá poner en tela de juicio el traje de candidato. 

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