El conjunto Millonario se quedó con un buen triunfo ante
Lanús, como local, por 2 a 0 con goles de Fernando Cavenaghi y Daniel Villalva,
quien terminó siendo la figura del encuentro. Si bien River no tuvo un dominio
abismal, terminó justificando el resultado con algunas llegadas durante el
segundo tiempo. De ánimo, se llega en estupendas condiciones al Superclásico
del próximo fin de semana.
River saltó al campo de juego del Antonio Vespucio Liberti
condicionado. La derrota ante All Boys el pasado domingo, además del triunfo de
Colón, el viernes, abriendo la fecha número 9 de este irregular Torneo Final;
obligaban al equipo de Ramón a conseguir la victoria sí o sí.
¿Se notó? No tanto. Quizás, desde la actitud más que desde
el fútbol. De hecho, el equipo de Ramón no llegó al arco de Marchesin con
profundidad en aquel primer tiempo. Solo dos aproximaciones con peligro al arco
Granate. La primera, un remate de
Cavenaghi tras un fallido tiro libre, que contuvo de grata manera el arquero
visitante. La segunda, el gol.
En el trayecto desde el minuto 4, que fue la situación del
goleador de River, hasta el minuto 34 que fue el gol, el Millonario careció de
autoridad y de fútbol para poner en aprietos al equipo de Guillermo Barros
Schelotto, que contó con las chances de gol más claras. Primero, una doble
salvada sobre la línea tras sendos remates de Diego González, con Rojas y
Maidana como protagonistas salvadores. Luego, con algunas pelotas cruzadas que
pudieron incomodar al local, pero que la defensa desbarató de buena manera.
Pero en el fútbol, los merecimientos no son más que
palabras, y las palabras carecen de valor dentro del campo de juego en
comparación con las acciones. Y River hizo eso: actuar. Una perdida por parte
del mediocampo de Lanús le permitió al local recuperar la pelota y salir por
derecha, con Gabriel Mercado. El ex Estudiantes sacó un buen pelotazo para
Villalva, justo a la espalda de su marcador. Keko dominó como si fuese un crack de clase mundial, y con sombrero
incluido se sacó a Izquierdoz de encima, para luego tener la capacidad de tocar
atrás y no envalentonarse con el arco. Atrás aguardaba Cavenaghi, un poquito
más adelante del punto del penal y con todo el arco a su merced. ¿Hace falta
decir en qué acabó la jugada? River conseguía la ventaja, en un momento
determinante.
Con la superioridad en el resultado, el local se relajó, y
la visita, todo lo contrario. El equipo de Ramón le cedió la pelota y la
iniciativa a su rival, e intentó molestarlo con una presión entre varios cuando
pasaba la mitad de cancha. En cierto modo, le sirvió, porque salvo errores
individuales, el equipo de los Mellizos no
le generó demasiado peligro al arco de Marcelo Barovero.
La más resonante, fue una ocasión en la que Lautaro Acosta
reventó el travesaño luego de que Ariel Rojas le cediera inexplicablemente la
pelota a Ismael Blanco y este sacase un gran centro-pase para encontrar al ex
jugador de B*ca… pero el chiquitín, se quedó con las ganas.
Para colmo, cerca de los 25 de esa segunda etapa, fue el
mismo Lautaro Acosta quién, presionado por Mercado y Ledesma, perdió una pelota
a la salida de su equipo y permitió que River encontrase a toda la defensa
rival en paños menores. Lobo condujo
como los que saben, y cedió para Manuel Lanzini, que se encontraba abierto por
la izquierda. El 10 Millonario descargó en Cavenaghi y este devolvió la pared.
Sin embargo, Manu estaba tendido en el suelo por una dura entrada de Goltz y
ahí apareció el héroe de la jornada. Keko
Villalva, que le picaba por izquierda a Lanzini y se metía en el área,
frenó su carrera, retrocedió y empalmó esa pelota que daba vueltas por ahí,
apuntando al palo más lejano y haciendo un gol divino, con una comba
impresionante que hizo estéril cualquier intento de Marchesin para que la bola
no besase la red. Gol y tranquilidad.
A partir de allí, el encuentro cambió. Lanús siguió yendo,
aunque dejó de volver, y allí el Millonario podría haber ampliado la ventaja,
primero con un remate seco de Carlos Carbonero tras una buena jugada colectiva
a la contra, y luego con un gran eslalon de Lanzini, en el último contragolpe
del encuentro, donde estuvo 1 contra 1 durante 70 metros, amagó para un lado y
el otro y sacó un zurdazo, ya dentro del área, que besó el palo izquierdo de
Marchesin.
A esa altura, sólo quedaba valorar diferentes variantes que se
daban en el encuentro y se podían trasladar al futuro. Por ejemplo, la función
de Matias Kranevitter, jugando bien adelantado, intentando presionar la salida
y en muchos momentos quedando como doble manija junto a Lanzini. También el
papel de Ramiro Funes Mori por Osmar Ferreyra. El Mellizo ingresó tras un mal
partido del Malevo y terminó
clausurando el carril derecho de Lanús, que hasta ese momento, era una
autopista. En este último caso, también hay que tener en cuenta que el equipo
de los Schelotto, atacó menos lateralmente y apostó por el juego en largo,
desde posición de fondo.
Como sea, River hizo lo que tenía que hacer: ganar. De esta
manera, sigue prendido en el lote de los de arriba, a 3 puntos de la punta, y
va a La Bombonera con la moral bien alta y las ilusiones al mango. Más allá de
todo, los Superclásicos, hay que ganarlos. Y si ganarlos, sirve para prenderse
definitivamente en la lucha por el torneo, mejor. En este caso, el ganar,
significará doble alegría. ¿Por qué no?
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