River venció por 2-0 a Lanús y acá te dejamos la editorial de Cultura Riverplatense. Un triunfo más que necesario para seguir expectante en la lucha por el campeonato y llegar a La Bombonera con las ilusiones a tope. En el campo, más actitud que fútbol.
Era uno chivo, el de ayer. Era difícil. Como el de Arsenal.
Lanús es de esos equipos rompe bolas. Con otro estilo, cierto. Pero bastante
rompe bolas. Venía al Monumental con la expectativa de conseguir un triunfo que
los deje ahí, prendidos en el torneo. Y River, como siempre, llegaba con
obligación.
No fue el mejor partido. No fue el más lujoso, ni el mejor
preparado tácticamente. Pero se ganó. Y por primera vez en lo que va de este
torneo, por más de un gol de diferencia. Y pudieron ser más. Entonces,
concluimos en que el resultado es más que satisfactorio.
Seguramente, para el sueño mayor que es ser campeón y dar la
vuelta 34, haya que mejorar mil cosas. O millones. Si Carbonero juega cerrado,
interesado en un volante rival, no tiene que hacer falta decirle a Mercado que
avance en todos los tiros. Si Vangioni no está, hay que cuidarle bien la
espalda al número 3 porque aquello es una invitación constante a dañar. Rojas
no puede estar a más que 10 metros de Ledesma, porque si no el circuito de
juego desaparece. Necesitamos un enganche que se ponga la 10 y pida la pelota
cuando los espacios no aparecen, y no uno que se esconda atrás de los rivales.
Sin embargo, hoy, en estado optimista, viendo que salvo dos
o tres que están interesados en otras cosas (el mismísimo Lanús) no hay equipos
superiores a River, estando a sólo cuatro unidades de la punta y teniendo el
partido más importante del semestre en el horizonte, este cronista prefiere
mirar con color esperanza lo que pasó y lo que viene.
El Millonario mejora fin de semana tras fin de semana en
algunos aspectos, aunque sigue careciendo de detalles importantísimos en la creación
de juego. River es más equipo. Al menos, eso hace notar desde el campo de
juego. Se sabe a qué se juega, aunque a veces no salga. Y también se sabe que
no todos los partidos son iguales. Por eso quizá Carbonero contra All Boys
atacó todo el tiempo por su banda –el lateral que jugó de titular, no lo era
habitualmente-. Por eso ayer el Colombiano seguía a Ayala o González, y el que
atacaba contra Pasquini era Villalva.
Confiemos. Se viene el Superclásico y hay una gran
oportunidad para subirse definitivamente al vagón de los protagonistas. River
debe ganar de visitante. Lo sabe su plantel, su cuerpo técnico, sus referentes.
¿Qué mejor que hacerlo en La B*ca y contra ellos?
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