River cayó 0-1 en El Bosque contra Gimnasia de La Plata e
inició con la pierna equivocada el camino del Torneo Inicial 2013. El gol del Lobo lo marcó Lucas Litch, de penal, y
su arquero Monetti se convirtió en la figura para ahogarle el grito de gol a
Simeone y Carbonero, dos veces. River jugó sin delanteros profesionales, y lo
terminó pagando. “Tenemos que ajustar algunas cosas” declaró Ramón post
derrota.
No se puede esperar mucho de un equipo que carece de, valga
la redundancia, un cuarto de equipo. Es decir, River encaró el debut de este
particular Torneo Inicial 2013 sin delanteros profesionales que superasen la
mitad de un partido en Primera. Tampoco tuvo habilitado al único generador de
juego que posee en el plantel. Desde allí, puede comenzar a contarse la derrota
Millonaria.
Desde lo futbolístico, puede catalogarse como injusta. El
conjunto de Ramón Díaz desarrolló un partido regular, y durante varios lapsos
del mismo fue superior a su rival, sin embargo pagó caro la falta de jerarquía
de mitad de cancha hacia arriba y la gran actuación de Fernando Monetti.
Los primeros 30 minutos encontraron a River en una situación
predecible pero no por eso, menos incómoda. Gimnasia le cerró las bandas,
colocando a Oreja y Litch sobre Carbonero y Ferreyra, y lo presionó en todo el
frente medio, logrando quitarle la pelota y por ende, anularle el poco juego
que podía crear. Tras la primer media hora inicial, el equipo de Ramón Díaz se
acomodó a la incomodidad y pasó a dominar los hilos del choque.
Carbonero salió del sector derecho y comenzó a ganarle la
espalda a los medio-centros locales. A través de él, Lanzini pudo quitarse de
encima alguna marca, y River logró gestar juego en el medio del campo rival. El
cansancio de los Triperos, sumado a
la vuelta de tuerca que había hecho River, hicieron que se vean los mejores
minutos del conjunto visitante.
La primera chance de gol del Millonario vino tras una
asociación por izquierda entre Leonel Vangioni y Osmar Ferreyra, que terminó
con este último llegando al fondo, enganchando y tirando un centro que cabeceó
Manuel Lanzini y se fue besando el palo izquierdo de Monetti. Apenas tres
minutos después, el mismo Lanzini comenzó a encarar desde el centro del campo
cuando fue barrido con infracción por Pouso. Sin embargo, Ceballos otorgó la
ley de la ventaja porque el balón quedó en poder de Carbonero, que sacó un
tremendo derechazo que desvió el arquero local cuando parecía que caía el
primer tanto de la noche.
El gol de Gimnasia llegó tras una desatención Millonaria.
Promediaba el segundo tiempo cuando Ramón Díaz, al ver el trámite favorable del
encuentro, decidió cambiar de esquema. Rompió el doble cinco y envió a la
cancha a Federico Andrada. River siguió dominando, pero un contragolpe lo
agarró mal parado, y tras el desarrollo de la jugada que culminó en un centro a
la olla por parte del local, Maidana tomó a Rasic en un forcejeo típico de
partido. ¿El resultado? Ceballos vio infracción y señaló penal. Litch ejecutó
la pena máxima y decretó el 1-0 para Gimnasia.
River no tuvo margen de reacción y poco pudo hacer en los 15
minutos finales, ante un rival que se cerró bien y recobró energía para
presionarlo por todo el campo. Lo pudo haber empatado, cuando a los 42 de esa
segunda mitad, Carlos Sánchez desbordó por derecha y envió un preciso centro a
la cabeza de Giovanni Simeone. Gio cabeceó
estupendamente, abajo, pegado a un palo, sin embargo, Fernando Monetti volvió a
demostrar que está en Gimnasia sólo por amor, porque sus condiciones indican
que es arquero de elite. Un manotazo preciso y estupendo, evitó lo que era un
gol cantado.
El sabor es agrio. River terminó rindiendo por arriba de lo
que este pesimista cronista esperaba, sin embargo, no le alcanzó ni para
traerse un punto. Se sabe, se tiene que mejorar, y se logrará: cuando la
habilitación sea plena para todos los refuerzos del Millonario e ingresen dos
tipos claves en esta historia: Jonathan Fabbro y Teófilo Gutiérrez.
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