El análisis de Cultura Riverplatense sobre el final de
temporada del conjunto Millonario. Tercero en la temporada general y subcampeón
del Torneo Final 2013, el año de su vuelta a Primera, termina siendo positivo.
Ahora, se renuevan los objetivos y la obligación de campeonar aparecerá a flor
de piel.
Tras vencer 3-1 como local ante San Martín de San Juan,
River cerró su primera temporada en Primera División tras el nefasto descenso y
posterior ascenso. Teniendo en cuenta aquel contexto de principio de temporada,
la tercera posición en la tabla general, termina teniendo un sabor dulce.
Sin embargo, la obligación de salir campeón, con la camiseta
de River, existe siempre. Es por eso que la sensación pasa a ser agridulce.
Inesperado presente tras la 17ª fecha del Torneo Inicial, en donde River
cosechaba 23 puntos de 51, estas 64 unidades finales terminan teniendo una
extraña ambigüedad.
Dividiendo en mitades, River tuvo diferentes panoramas. Una
época de transición y otra de exigencia. En la primera, terminó sufriendo con
fantasmas del pasado y amagó a darle un nuevo disgusto a su gente. En la
segunda, se sintió más cómodo y aunque dejó pasar la chance de salir campeón
por errores propios, mostró un progreso más que interesante que logra ilusionar
a la multitud riverplatense de cara al año futbolístico que se viene.
Con el correr de los encuentros, River y su gente fueron
teniendo certeza de lo que vendrá. Jugadores que no estaban a la altura,
juveniles que comienzan a florecer y refuerzos que aún no llegaron pero deberán
hacerlo en caso de querer aumentar los objetivos, tal como pidió Ramón Ángel
Díaz, quien llegó sobre el final del Torneo Inicial y logró revertir la mala
imagen de los primeros encuentros de la temporada.
El triunfo ante San Martín, termina siendo un gran resumen
de esta última etapa del Millonario. Sin una supremacía letal, comienza a
despertar un gigante que parecía muerto y no dormido. Una defensa con dudas, un
mediocampo que amaga con ilusionar a través de su trato de pelota aunque no
termina de ser la maravilla que indica la historia, y una delantera con poco
gol… aunque ayer haya marcado Juan Iturbe, que el año que viene no estará en
las filas Riverplatenses.
Todos piensan en lo que viene. El plano internacional, la
necesidad –y la obligación- de ser campeón, y la certeza de que abajo aparecen
chicos que necesitarán compañía de calidad para poder explotar con
tranquilidad. Ramón y Passarella ya tuvieron charlas por el futuro. Todo indica
que será próspero, pero para ello, habrá que trabajar y mucho.
Se va el primer año tras el infierno. Un año en donde
todavía dolieron las quemaduras del abajo, aunque con el correr del tiempo
fueron cicatrizando y se intentaron maquillar con las exigencias de siempre.
Nunca desaparecerán, está claro. Sin embargo, que el futuro sea exitoso,
ayudará a que las heridas duelan cada vez menos. Por ende, el futuro está
encantador, porque ello es una obligación.
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