El conjunto de Ramón Díaz cayó por 5-1 en su visita a Lanús,
por la 18ª fecha del Torneo Final 2013 y quedó afuera de la lucha por el
campeonato, a falta de una fecha para el final. Con ninguna actuación
rescatable, sólo quedó la perla del golazo de Leonel Vangioni cuando el
encuentro estaba 0-1. Tras el encuentro, Ramón le pidió disculpas a la gente.
El contexto del encuentro de anoche, no variaba demasiado de
las últimas 8 fechas del conjunto Millonario: serias posibilidades de pelear el
campeonato, pero para hacerlo, debía ganar de manera obligada.
Resulta complicado para este cronista realizar, valga la
redundancia, la crónica del encuentro. El sólo hecho de que a los 15 minutos ya
hubiese 4 goles en el marcador, habla por sí sólo. Es evidente que cualquier
plan previo que hayan pensado Ramón Díaz y su cuerpo técnico, se quedó de las
puertas del vestuario hacia adentro.
River fue un fantasma. Un fantasma del rendimiento de sus
peores versiones. Es decir, fue la resina de lo malo. El paco de la inmensa
mancha negra que rodea nuestra institución en los últimos años. Han de ustedes
imaginar, con esas descripciones, lo que fue el encuentro del equipo de Ramón.
A los 3, River intentó salir jugando por el sector derecho,
con Gabriel Mercado. Un pase largo, junto con la descoordinación de siempre, provocaron
que Lanús haya recuperado rápido la pelota a través del paraguayo Ayala, que se
escapó por aquel lugar del campo, envió un centro que no fue despejado por la
zaga central, que de pasó cubrió muy mal el espacio, y la pelota quedó en poder
de Silvio Romero. El punta cordobés la picó ante la salida de Marcelo Barovero,
que logró tocar la pelota, y Cristian Chávez, en off side, logró tomar el
rebote y mandar la pelota al fondo de la red.
Apenas dos minutos después, River fue por el empate y tras
un córner de Ariel Rojas, Leonel Vangioni capturó el despeje de la defensa de
Lanús. Dominó la pelota, amagó y se sacó a un rival de encima, antes de sacar
un pelotazo estupendo que se clavó en el ángulo superior izquierdo de Agustín
Marchesín. Digno de un bombazo de Roberto Carlos.
El partido parecía volver a la tranquilidad. 1-1 y 7 minutos
jugados. Sin embargo, River siempre demuestra su temor a superarse y desde
allí, se inició una debacle histórica. Un desborde de Maxi Velázquez, por el
sector izquierdo del ataque Granate, terminó en un centro que anticipó muy bien
Guido Pizarro para estampar el 2-1 a favor de Lanús, a los 11 del primer tiempo.
Dos minutos después, un jugadón de Diego González por el
sector derecho del ataque del local, terminó en un centro atrás para que Ayala
rematara de primera y marcara el tercer tanto Granate en la noche. A esta
altura, River se estaba comiendo el baile más grande desde aquella derrota en
el Ducó, ante el Huracán de Cappa por 4-0.
Lanús aflojó en la contundencia, pero no en el ritmo. Siguió
dominando el encuentro, aunque no estuvo acertado de cara al arco rival. No al
menos durante 15 minutos. A los 27, la historia volvió a ser repetida: Balanta
se vistió de Bottinelli, regaló una pelota en la salida, la tomó González, éste
habilitó a Chávez y Pochi asistió a
Ismael Blanco, quien sentenció a Barovero con un bombazo al ángulo superior
derecho. 4-1.
A esta altura del desarrollo, ya no vale la pena aclarar
nada. El primer tiempo se fue con esa diferencia. Preocupante desde el
resultado, claro que sí, pero aún más desde el rendimiento. Desde este último
punto, el tanteador, era injusto… Lanús
merecía un par de goles más.
La vuelta para jugar el complemento mostró una mínima
rebeldía. River amagó a despertarse, sin embargo, en una contra, nuevamente
Chávez comandó el ataque, eludió a un par de camisetas Millonarias (¿Había jugadores?)
envió un centro preciso con comba “hacia adentro” de la cancha, ideal para que
a Barovero se le aleje a cada centímetro más y a Blanco le suceda exactamente lo
contrario. 5-1, y por favor, juez termínelo.
Lanús terminó gozando durante 35 minutos minutos a su ritmo,
y apenas dejó que River se entretenga un rato cuando el segundo tiempo
promediaba su mitad de juego. Allí, al Chino
Luna le anularon lo que hubiese sido un poquito de gaza para un cara rota a golpes.
Fue bien anulado a instancias del juez de línea, y todo siguió igual.
La derrota, además de alejar definitivamente del sueño de
campeonar a River, lo baña de humildad y realidad para lo que viene. Se sabe (o
se espera) que el conjunto Millonario realice una limpieza profunda de plantel,
incorporando varios juveniles que asoman como grandes promesas y con algunos
nombres fuertes durante el mercado de pases. Ramón, mientras tanto, le pidió
disculpas a la gente por la pésima actuación y por no llegar con chances a la
última fecha. Un cambio bastante considerable, respecto a lo que era River
antes de la asunción del Riojano, jugando 12 fechas por compromiso, totalmente
alejado de la lucha por el campeonato.




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