Un nuevo triunfo Millonario acompañado por una nueva
editorial de Cultura Riverplatense. El equipo de Ramón jugó bien, mereció ganar
y hasta quizás por una mayor diferencia en el marcador. Un triunfo necesario
para prenderse definitivamente en la lucha por el campeonato en la recta final
del Torneo ídem.
Como bien describe el título de este rejunte de palabras, el
triunfo de River anoche ante All Boys puede ser calificado como “necesario”.
¿Necesario para qué? Para muchísimas cosas. Primero y principal, para continuar
prendido en la lucha por el campeonato. La derrota de Newell’s, el pasado lunes
ante Arsenal, y el empate de ayer por la tarde de Lanús, le daban a River una
nueva chance de prenderse en la pelea.
En segundo término, para corroborar en el resultado la
mejora en el juego que el equipo ha presentado en los últimos encuentros,
especialmente ante Quilmes. Y, por último, para intentar acallar las no pocas
críticas que surgieron tras el empate en La Boca y el gol de Cauteruccio
faltando nada, hace dos fechas, ante Quilmes.
River asumió bien su desafio. Desde el primer minuto, le
demostró a All Boys sus intenciones de arrinconarlo sobre el arco de Nicolás
Cambiasso y ganarle como sea. Como sea a la hora de mandar la pelotita al fondo
de la red, pero no cuando de dominar al rival se hable. El equipo de Ramón, fue
claro con su rival desde el comienzo. “La
pelota, mía, y si la tenes vos, te presiono hasta asfixiarte” pareció
decirle el Millonario a su par Albo.
¿Y cuándo River tiene la pelota, qué hace? Toca. Toca, toca,
y toca. De Mercado para Maidana, de éste para Balanta. De Balanta para Vangioni
y si se puede, se pasa a la línea media. Sino, otra vuelta al mejor estilo
handball y utilizar a Mercado como salida. En la línea del medio, sucedió lo
mismo: Cirigliano y Ledesma formaron un tándem de posesión estupendo. Rojas,
como acostumbró éste torneo, también cumplió y fue serio a la hora de mantener
la pelota.
La cosa, cambiaba de mitad de cancha hacia adelante.
Lanzini, Iturbe y Funes Mori tuvieron la misma cualidad: la verticalidad. No
les importó nunca, si delante de ellos, esperaban 2, 3 o hasta 4 rivales con
intenciones de quitarles la pelota. Ellos iban. Intentaban gambetear, a veces
hasta traspasar, la marca con tal de aproximarse al arco y llevar peligro sobre
el rival.
El primer gol de River, describe la intención del equipo de
Ramón. Paciencia, posesión y rotación de pelota. Del medio a la derecha, de la
derecha a la izquierda y de la izquierda al medio nuevamente. Un lujito. Un
lujito que muestra que el Millonario va buscando una identidad que aparece de a
poco. A veces, con más continuidad como anoche. Otras, con más imprecisión,
como el domingo pasado.
Sin embargo, la lucha por el campeonato, los empates en los dos
juegos anteriores y la alegría por el triunfo de anoche, no permiten ver que el
equipo de Ramón va creciendo. Lo viene haciendo desde el encuentro ante Racing.
Lo hizo frente a Arsenal, donde pudo perder, pero mereció ganar. También ante
Godoy Cruz, tras ponerse 2 a 1 y defender la ventaja con la pelota, atacando
pero más que nada con personalidad. Ni que hablar del empate ante Quilmes,
donde River mereció ganar de comienzo a fin. Lo hizo también en el primer tiempo
en La Boca, aunque la pálida imagen del complemento lo borró.
River se ilusiona. No sabe bien con qué. O, mejor dicho, sí.
Con Ramón. Con la identidad de sus equipos. Porque River, después de mucho
tiempo, vuelve a ser un equipo. ¿Hace cuánto que no lo era? Vale destacarlo.
Vale destacar la idea. Vale apostar por ella. Pero sobretodo, vale prenderse en
la lucha por el campeonato. Y pensar que algunos decían que River ya estaba
afuera de todo, je.




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