El equipo de Ramón Díaz venció por 2 a 0 a All Boys con
goles de Manuel Lanzini y Carlos Luna. Con el triunfo, River quedó a 3 unidades
del puntero Newell’s, aunque tercero en el campeonato ya que Lanús se encuentra
dos puntos arriba. Sin embargo, no todo fue dulce: desgarro de Balanta y
suspensión de Ledesma.
No se aceptaba otro resultado que no fuese el triunfo. Con esa
presión (que debería estar siempre), ingresó River al verde césped del Estadio
Monumental para enfrentarse a All Boys. Tres empates consecutivos en condición
de local, sumado al empate de Lanús y la posibilidad de quedar a tres unidades
de la punta del campeonato, hacían del partido algo vital para las aspiraciones
a ser campeón.
Los dirigidos por Ramón Díaz parecieron entender el mensaje
de la gente. Posesión, presión –mucha presión-, gambetas, triangulación y
situaciones, aunque con poca efectividad de cara al arco rival, fueron las
impresiones que dejó River en ese primer tiempo. “Cuatro claras contabilicé”
fue el comentario de este cronista a su compañero de cancha, en el entretiempo.
Eslalon de Juan Iturbe con habilitación a Gabriel Funes
Mori, remate al primer palo de éste, atajada de Cambiasso con rebote largo,
captura del mismo por parte de quien inició la jugada y bombazo por arriba del
travesaño, la primera. Córner para River ejecutado por Lanzini, rechazado por
Soto, pero pelota que le vuelve a caer al ejecutante quien redirecciona su
centro hacia el primer palo, Maidana anticipa con un taco y Cambiasso captura
en el primer palo cuando la pelota se encaminaba a ingresar para sentenciar un
golazo, la segunda.
Eslalon de Iturbe, una vez más, gambeta, amague y bombazo
que saca perfectamente el meta de All Boys, abajo, esquinado sobre el palo
derecho. La tercera chance de gol. Y, por último, un buen centro de Gabriel
Mercado que anticipó Rojas en el primer palo y pegó en el lado externo de la
red, la cuarta chance de gol del equipo de Ramón en ese primer tiempo.
Si River fue superior en los primeros 30 minutos de la
primera etapa, lo fue aún más tras la expulsión de Stefanatto. El Millonario
supo aprovechar el hombre de más sobre el final de ese primer tiempo y, tras el
cambio de Ramón Díaz, lo supo hacer mejor en el complemento.
El ingreso de Carlos Luna en lugar de Ariel Rojas le
permitió a River jugar con un diamante ofensivo (Lanzini de enganche, Funes
Mori por izquierda, Iturbe por derecha y Luna como centrodelantero) y dicha
estrategia obligó a All Boys a abrirse y dejar espacios, que fueron bien
aprovechados por River.
El mejor ejemplo, fue el primer gol. Lanzini encaró y cuando
vio que se topaba con una pared defensiva de cuatro hombres, sacó la pelota
para la derecha, Iturbe cambió de primera para la izquierda y Funes Mori
cabeceó hacia el centro para que, quien inició la jugada, sentenciara a
Cambiasso. Es decir, lo hizo ir de derecha a izquierda y de izquierda derecha
hasta que un jugador propio quedase de cara al arco para marcar el primer tanto
de la noche.
Los temores de siempre volvieron a aparecer con la ventaja.
River se replegó para defender el 1-0, y si bien no sufrió situaciones claras
de gol en contra, dejó que su rival creciese aun estando en desventaja numérica
de jugadores dentro del campo de juego.
Lejos de aprovechar los espacios que All Boys dejaba yendo
en búsqueda del empate, River mostró su peor cara en ofensiva. Careció de
conducción clara y tomó decisiones desacertadas que no le permitieron generar
peligro constante. Sin embargo, pese a todo, contó con dos chances claras de
gol tras un dúo de desbordes del ingresado Rodrigo Mora que terminaron en
centro atrás tanto para Luna como para Funes Mori, quienes reventaron sus
definiciones sobre el pecho de Nicolás Cambiasso.
El sufrimiento por el simple hecho de tener un solo tanto de
ventaja, desapareció sobre el minuto 93. Rodrigo Mora, tozudo como pocos, pasó
entre dos hombres de All Boys tras trabar, trastabillar y casi caer, para
quedar cara a cara con el portero visitante. Y cuando todos pensaban que el
uruguayo iba a intentar quitarse la mufa, éste tocó hacia el centro donde
ingresaba sin marca Luna, quien tras recibir el pase se arrojó al suelo y envió
la pelota a gol.
El 2-0 le permitió al pueblo Millonario soltarse y comenzar
a gritar con ganas y sin temores por su equipo. O por el equipo de Ramón. En
realidad, son lo mismo. Con los cánticos, la ilusión de ser campeón se hizo más
presente que nunca. River tuvo una grata actuación y se permitió reavivar la
llama de la ilusión. A 3 puntos de la punta, con 6 encuentros por jugarse y con
Ramón Díaz en el banco… nada parece imposible.




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