River ganaba desde el arranque con gol de Manuel Lanzini, y
pudo liquidarlo con un par de contras, sin embargo se durmió y B*ca llegó al
empate en la única llegada que tuvo en el primer tiempo. El Millonario pareció
conformarse con el empate, jugando muy lejos de Orión durante todo el segundo
tiempo. ¿La figura? Eder Balanta.
Fue el comienzo soñado. Juan Iturbe arrancó desde tres
cuartos de cancha, amagó y se sacó a dos tipos de encima; quiso asistir, la
pelota rebotó en un rival y ante el cierre de Guillermo Burdisso, la pelota le
quedó a Carlos Sánchez que sacó un EXCELENTE centro que Manuel Lanzini envió
sutilmente al arco, cambiándole el palo a Agustín Orión que sólo hizo vista.
Como el año pasado, River arrancó ganando desde el
vestuario. Aturdiendo a un B*ca que por inercia, iba para adelante como caballo
de carreras: sin mirar a los costados y empujando. No llegaba, se trababa en
mitad de cancha y tiraba pelotazos para que se luzca Eder Balanta en todos los
cruces.
El Millonario se retrasó durante 20 minutos, esperando una
reacción del rival que nunca llegó. A partir de los 20, Lanzini, Ledesma,
Iturbe y Sánchez comenzaron a asociarse de manera fina y elegante, generando un
vacio en el mediocampo de B*ca que presionaba de a uno, y le facilitaba la
tarea a todo River.
Así, llegaron las ocasiones de gol para liquidar la
historia. Primero, una gran escapada de Juan Iturbe, que hizo todo bien hasta
quedar mano a mano con Orión. En vez de sentenciarlo, el juvenil tiró un buen
centro atrás, sin embargo Funes Mori siguió con su carrera y se metió abajo del
arco, quedando lejos de la pelota que fue rechazada por un zaguero Xeneize.
Luego, otro buen toqueteo derivó en un gran centro de Iturbe
desde la izquierda. La pelota le quedó a Sánchez quien observó que Orión estaba
a mitad de camino y quiso sentenciarlo picándola por arriba del portero. Sin embargo,
el volante uruguayo le erró por unos centímetros al arco y desperdició la
chance de gol más clara del encuentro.
Cuando River parecía tener el control del partido,
comenzando a dominar la pelota y tratando de lastimar al rival, llegó el tanto
de B*ca. Una desatención defensiva, permitió que Walter Erviti le ganara la
espalda a Balanta, enganchase en el área y cediese para Santiago Silva, que de
primera cruzó un remate inatajable para Marcelo Barovero.
El entretiempo se encontró con ambos equipos igualados en un
tanto. Y a la vuelta, pareció que ambos se conformasen con el punto. B*ca, con
posesión de pelota, amagó a arrinconar a un River que pareció más temeroso; sin
embargo, eso nunca sucedió.
Hubo que esperar hasta el minuto 37 –descontando los 10 que
estuvo parado por el humo de los primos- para que Barovero se luciese sacándole
un gran anticipo a Escalante, sin mayores dificultades.
River amagó a ir por el triunfo en los últimos minutos, sin
embargo, escaso de físico y claridad; no llegó a inquietar al arquero de Boca.
Quizá, los cambios de Ramón Díaz, atentaron contra el poco fútbol que River
podía crear. La inclusión de Mora, pero sobretodo la exclusión de Iturbe, fue
el primer golpe contra la poca claridad ofensiva que había. Como nunca, se notó
en demasía la ausencia de Ariel Rojas; quien le hubiese entregado un poco más
de claridad a River, para saber aprovechar el millar de contras desperdiciadas
por no saber conducirlas, en el primer tiempo.
Con el empate, River quedó a 4 de la punta, con la
posibilidad de que la desventaja se estire a 6. ¿Demasiado? Quizás, pero aún
hay chances y hay que apoyar. El empate molesta y hasta causa un poco de dolor;
sin embargo, desde las cenizas de siempre, cual Ave Fenix, esperemos que este
equipo resurja y pueda luchar hasta el final.




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