lunes, 29 de abril de 2013

River siempre tiene un pero



Columna de opinión de Lucas Solís Nicolaevsky sobre el empate entre River y Quilmes, anoche en El Monumental.

“Nene, cuando tenes partidos como estos, necesitas jugadores de jerarquía para quedarte con los tres puntos. River no los tiene, esa es la única explicación posible para este empate” le comentó a este redactor su abuelo, una vez finalizado el encuentro de anoche en El Monumental. ¿Usted comparte?

Es factible que River haya disputado uno de los tres mejores encuentros del campeonato. No había que hacer mucho mérito, tampoco. Pero lo de ayer, para el hincha Millonario, puede ser ilusionante desde el juego. El equipo de Ramón, tras la victoria ante Racing, se trazó un camino a recorrer para cumplir su objetivo de ser protagonista. Un esquema de juego, un estilo, un par de ideas. Nada fuera de lo común, pero un avance significativo en relación al primer tramo del torneo y ni que hablar a todo el certamen inicial.

Sin embargo, pese a la mejora en la creación de juego, ahora River pasa a fallar en la definición. Necesitó cinco opciones de gol para terminar concretando un tanto. Lo hizo, como en la fecha pasada, a través de una pelota parada. A veces, esos pequeños datos, son los que mejor describen el presente de un equipo. Ni Iturbe, ni Sánchez, ni Lanzini, ni Funes Mori. Ninguno de ellos pudo concretar cuando tuvieron la posibilidad. “Jerarquía, nene, jerarquía” diría mi abuelo, y quizás haya que darle la razón.

Ya con la ventaja, River no supo jugar. O mejor dicho, no supo aprovechar. Increíblemente cayó en la trampa de Quilmes, que lo engolosinó con espacios en tres cuartos de cancha para apretarlo al máximo y salirle al golpe por golpe. No fue casual. Ramón lo sabía. Antes de que ingresara Cirigliano, Cauteruccio tuvo dos veces la posibilidad de irse mano a mano contra el último integrante de la defensa. Los piques, no lo favorecieron.

Quiso bajar línea el DT cuando metió al juvenil mediocampista central en lugar del único enganche del equipo. “Tengamos la pelota y dejémonos de joder” quizás haya sido la expresión del Riojano. Y River la tuvo. De hecho, la toqueteó tanto en algún momento que quienes no vieron al Millonario en su época más gloriosa se animaron a gritar “Óoole, óoole, óoole” ante algunas triangulaciones de Sánchez, Cirigliano y Ledesma.

Pero… River siempre tiene un pero. En la primera parte de esta nota, el pero fue la definición. Sobre el final, el pero es la desconcentración. Una pila de errores colectivos e individuales, le permitieron a Quilmes tener UNA chance antes del final. Vangioni mirando, Balanta saliendo lejos para hacer sólo sombra, Ledesma a destiempo para correr a Quilez que se proyectaba, Bottinelli, como estatua, sin cubrirle la espalda a Balanta ni salir a inquietar a Lema, Pirez en la misma que Bottinelli, cubriendo en sociedad con Mercado a un Telechea que aparecía tímidamente por el segundo palo. ¿Qué pasó? Quilmes toqueteó, profundizó para Quilez, éste llegó al fondo y envió un centro atrás que bien dejó pasar Lema para encontrar a Cauteruccio, solo, en la puerta del área. El uruguayo sacó un sablazo bárbaro y decretó el 1 a 1 final.

Sobre el final, River pudo haber redimido su error. Cirigliano volvió a sus épocas de inferiores y colocó un excelente pase para Funes Mori que hizo todo de manual, menos el gol. “Siempre un pero, nene. Se necesita jerarquía”. Y sí, tiene razón.

La conclusión final es que, una vez más, River dejó escapar dos puntos por errores puntuales. Lo positivo, es que de a poco empieza a marcar una identidad desde el juego. Nada loco, nada de otro mundo, nada cerca de un "Barcelona de Sudamérica". Lo negativo, es el pero. River mereció ganar, pero no tuvo puntería. Quilmes no inquieto, pero River se desconcentró y lo pagó. Funes Mori hizo todo bien, pero le erró al arco. River está mejor, pero no alcanza.

La fecha que viene, se juega el Superclásico. El Millonario llegará a La Boca con dudas. Al menos, sin tanta confianza como la que le podría haber otorgado una victoria. Con el copete bajo, quizás. Sin embargo, la última vez de RAD como DT riverplatense en aquel escenario, fue un fantástico 3 a 0; y antes, se había empatado en El Monumental con Chicago, creando doscientas chances de gol y errando doscientas una. No quiere decir nada, pero… siempre hay un pero. 

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