jueves, 25 de abril de 2013

Indignados



Los hinchas de River insultaron a los jugadores en Catamarca, Ramón los calló y se dio un gran dilema: ¿Quién tiene razón? ¿El DT más ganador de la historia o el público que no puede ver a River cotidianamente y exige una actuación acorde a la altura? La derrota, deja indignación. ¿Por qué? Aquí, lo desarrolla Cultura Riverplatense

River ya pasaba vergüenza ante Estudiantes de Buenos Aires. Perdía 1 a 0, no le salía una, y el rendimiento de algunos experimentados daba bronca e indignación. Allí, nació el famoso cántico que expresa la gente cuando la cosa no da para más: “Jugadores, la c… de su madre, a ver si ponen huevos, que no juegan con nadie”. Ramón inmediatamente salió del banco de suplentes, miró a la multitud y gritó: “Ey, ¿qué hacen? Cállense” gesticulando con las palmas para abajo, como exigiendo calma.

¡IMAGÍNENSE LO QUE SERÍA EL JUEGO DE RIVER, QUE LA GENTE LE PRESTÓ MÁS ATENCIÓN A RAMÓN QUE A LO QUE SUCEDÍA DENTRO DEL CAMPO DE JUEGO! Automáticamente hubo un murmullo, un silencio, y el cambio de canción; aunque algunos rebeldes mantenían la indignación en el grito.

Una vez consumada la derrota y la eliminación, Ramón declaró que no le gustó la actitud de la gente de River; y muchos se dividieron en las redes sociales. ¿El gran dilema?: El dueño de la razón. ¿El público o Ramón? ¿La exigencia e indignación ante el papelón o la figura del DT más ganador?

Son entendibles las dos posturas. Ramón bancó la parada, especialmente por los juveniles. Chichizola, Espíndola, Silguero, Gómez y Tomás Martínez fueron parte del once inicial. También fueron excluidos en los cánticos de la gente, aunque esto no ocurriese literalmente. Es cierto que la canción incluye a todos los jugadores, sin embargo, también es cierto que en el seno de la queja, los apuntados son los mismos de siempre. Los mismos que se calzan La Banda y se pinchan. Los mismos que nunca terminan de estar a la altura.

Resultó indignante que algunos jugadores que tienen experiencia en Primera División, como Bottinelli, Luna o Acevedo, vieran como formaban parte de una nueva decepción sin tener un mínimo gesto de rebeldía ante lo malo, lo vergonzoso, lo indignante.

Cuesta entender qué pasa con Rodrigo Mora, de gran verano y de pésimo Torneo Final. Anoche, de gran inicio y de pésima finalización de partido, intentando engañar al árbitro con una insólita mano que habla de lo que es Mora hoy.

No tiene que enojarse Ramón con un público que disfruta poco y nada de su River, y exige que las pocas veces que el equipo visite su provincia, esté a la altura de una multitud que espera exultante.

River tiene que mezclar y dar de nuevo. Replantearse muchas cosas internas de cara a Junio, más allá de la continuidad de algunos jugadores que no están a la altura de la camiseta. River debe retornar a las bases del pensamiento para proyectar un futuro próspero. De lo contrario, quemará a una camada de juveniles que comienzan a mostrarse, como Tomás Martínez; sólo por correr atrás de una urgencia que no desaparecerá hasta que las cosas se hagan con paciencia. 

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