Los hinchas de River insultaron a los jugadores en
Catamarca, Ramón los calló y se dio un gran dilema: ¿Quién tiene razón? ¿El DT
más ganador de la historia o el público que no puede ver a River cotidianamente
y exige una actuación acorde a la altura? La derrota, deja indignación. ¿Por
qué? Aquí, lo desarrolla Cultura Riverplatense
River ya pasaba vergüenza ante Estudiantes de Buenos Aires.
Perdía 1 a 0, no le salía una, y el rendimiento de algunos experimentados daba
bronca e indignación. Allí, nació el famoso cántico que expresa la gente cuando
la cosa no da para más: “Jugadores, la c… de su madre, a ver si ponen huevos,
que no juegan con nadie”. Ramón inmediatamente salió del banco de suplentes,
miró a la multitud y gritó: “Ey, ¿qué hacen? Cállense” gesticulando con las
palmas para abajo, como exigiendo calma.
¡IMAGÍNENSE LO QUE SERÍA EL JUEGO DE RIVER, QUE LA GENTE LE
PRESTÓ MÁS ATENCIÓN A RAMÓN QUE A LO QUE SUCEDÍA DENTRO DEL CAMPO DE JUEGO!
Automáticamente hubo un murmullo, un silencio, y el cambio de canción; aunque
algunos rebeldes mantenían la
indignación en el grito.
Una vez consumada la derrota y la eliminación, Ramón declaró
que no le gustó la actitud de la gente de River; y muchos se dividieron en las
redes sociales. ¿El gran dilema?: El dueño de la razón. ¿El público o Ramón?
¿La exigencia e indignación ante el papelón o la figura del DT más ganador?
Son entendibles las dos posturas. Ramón bancó la parada,
especialmente por los juveniles. Chichizola, Espíndola, Silguero, Gómez y Tomás
Martínez fueron parte del once inicial. También fueron excluidos en los
cánticos de la gente, aunque esto no ocurriese literalmente. Es cierto que la
canción incluye a todos los jugadores, sin embargo, también es cierto que en el
seno de la queja, los apuntados son los mismos de siempre. Los mismos que se
calzan La Banda y se pinchan. Los
mismos que nunca terminan de estar a la altura.
Resultó indignante que algunos jugadores que tienen
experiencia en Primera División, como Bottinelli, Luna o Acevedo, vieran como
formaban parte de una nueva decepción sin tener un mínimo gesto de rebeldía
ante lo malo, lo vergonzoso, lo indignante.
Cuesta entender qué pasa con Rodrigo Mora, de gran verano y
de pésimo Torneo Final. Anoche, de gran inicio y de pésima finalización de
partido, intentando engañar al árbitro con una insólita mano que habla de lo
que es Mora hoy.
No tiene que enojarse Ramón con un público que disfruta poco
y nada de su River, y exige que las pocas veces que el equipo visite su
provincia, esté a la altura de una multitud que espera exultante.
River tiene que mezclar y dar de nuevo. Replantearse muchas
cosas internas de cara a Junio, más allá de la continuidad de algunos jugadores
que no están a la altura de la camiseta. River debe retornar a las bases del
pensamiento para proyectar un futuro próspero. De lo contrario, quemará a una
camada de juveniles que comienzan a mostrarse, como Tomás Martínez; sólo por
correr atrás de una urgencia que no desaparecerá hasta que las cosas se hagan
con paciencia.




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