Diego Ceballos había convalidado un gol con la mano de
Carlos Luna, al igual que su asistente Hernán Maidana. ¿Qué pasó? Mientras los
jugadores de River festejaban y se olvidaban del tema, Scocco y Martino
presionaron al asistente que rectificó su decisión y anuló el tanto. Una
muestra clara de la falta de personalidad de éste equipo.
Que se entienda bien. Antes de arrancar a escribir estas
líneas, el cronista quiere dejar claro que lo que se viene no es un aliento
desmedido hacia el Fair Play, sino un pedido de personalidad hacia nuestros
jugadores. La mano de Carlos Luna, fue mano. Es intencional y el gol está bien
anulado.
Cuando El Chino Luna
convirtió el polémico tanto que se había transformado en el empate, se delató.
Las continuas miradas hacia el sector del juez de línea, transformaron el tanto
en algo más que sospechoso. Mientras tanto, todo Newell’s explotaba de bronca y
se encaraba hacia Hernán Maidana, con Martino a la cabeza tomándolo del rostro
y gritándole: “Te juro que fue mano, anulalo, por favor. Te juro que fue mano”
y Scocco presionándolo a más no poder, rozando la expulsión por una leve
agresión hacia el lineman.
La presión de los referentes leprosos sobre la terna
arbitral estiró la decisión sobre la jugada, hasta que alguien de adentro
pudiese advertir si Luna había utilizado o no la mano para convertir el gol. Cuando
la afirmación llegó, Maidana y Ceballos se rectificaron, dándole la razón a la
presión leprosa.
¿Dónde estaban los referentes Millonarios? Nadie sabe.
¿Dónde estaba Ponzio? ¿Y Mercado? ¿Bottinelli? La presencia en estos casos es
fundamental. Un verdadero caudillo se hubiese hecho presente en el foco de
discusión para forzar la sanción de un gol que ya había sido convalidado. Estos
jugadores, no lo hicieron. No es cuestión de acostumbrarse, es cuestión de
exigir. Estos detalles, son puntos. En éste caso, uno que se va.
¡Hay que ser menos tibios, muchachos!
Rex Alemán
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