| La Copa Banco Francés fue de River. (Foto: Olé) |
En el último partido de la pretemporada de verano, River
venció nuevamente a B*ca. Esta vez fue por 2 a 1 en Córdoba, con goles de Rodrigo Mora y
David Trezeguet. El equipo de Ramón fue superior al Xeneize y se quedó con la
Copa del Banco Francés.
Las miradas atónitas tras el gol de Erviti, no indicaban que
River podría tener semejante reacción. Bottinelli sacado, Acevedo y Cirigliano
borrados, Sánchez perdido, y Rojas tibio no eran el mejor combo para potenciar
la idea de juego propuesta por Ramón Díaz. No había anticipo, tampoco tenencia;
menos que menos había llegadas. River era una sombra.
Hubo un click. No sabe, éste cronista, la exactitud en que
se dio ese click. Pero River fue otro. Sánchez pasó de ser vertical y confuso,
a horizontal y tranquilo. Acevedo y Cirigliano comenzaron a tratar a la pelota
con cariño, y Rojas empezó a ir, y a poner, y a jugar, irregularmente, pero con
una movilidad que antes era inexistente. De repente, González Pirez le tomó el
tiempo a Santiago Silva, y no lo dejó tocar una pelota. Bottinelli anticipó un par
de veces a Juan Manuel Martínez y lo obligó a irse a la otra punta de la
cancha, en donde terminó de desaparecer. River mejoró, y empezó a jugar.
El resultado de la mejora, fue el empate. Sánchez se
encontró con una pelota por derecha, la dominó y cruzó toda la cancha
paralelamente al arco. Casi llegando al lateral izquierdo, verticalizó para
Rojas, quien no dio por perdida la pelota tras el cruce de Ledesma, y aprovechó
el error de éste para quedar mano a mano con Agustín Orión. Cuando el remate al
arco se hacía inminente, Rodrigo pegó el grito. Iba a ser suplente y pidió
jugar. Y si pidió jugar, dénsela. Y si se la dan redonda y con peligro de gol…
vayan a buscarla adentro. Rodrigo Mora, el uruguayo, una vez más, se ofreció
por el medio para recibir un gran pase de Rojas y enviar al fondo de la red con
la precisión de un cirujano una pelota que era más complicada de lo que
parecía.
Con el empate, River se agrandó, B*ca se apichonó y la
historia fue la de siempre. La pelota era del Millonario, que abría la cancha
tanto por derecha como por izquierda, con Sánchez y Rojas respectivamente.
Lanzini comenzaba a aparecer un poco más, aunque su juego no contenía mucha
conducción y sí bastante desequilibrio a través de su gambeta y la posibilidad
de dejar a uno o varios rivales por el camino en diferentes sectores del campo
de juego.
David Trezeguet, que volvía a ser titular después de 11
partidos (su última vez desde el arranque había sido también ante B*ca, en el
encuentro del Torneo Inicial) desperdició una clara chance de gol. Falto de
confianza, intentó arrancarle la cabeza de
un pelotazo a Orión, tras un buen contraataque que lo dejó mano a mano, pero su
remate terminó en una tribuna del Mario Kempes. Justo él. David. El Rey David.
El mejor definidor del plantel de River, desperdiciando una situación
inmejorable. Una acción que demuestra que hasta los mejores delanteros, sin
confianza, pueden traicionar sus raíces por los nervios y la ansiedad.
Sobre el final del primer tiempo, una mala sincronización de
la defensa de River y una avivada de Juan
Manuel Martínez, le permitió a Erviti recorrer 40 metros con la pelota en el
campo de River para encontrarse con Barovero, que era su último escollo para
quedar a solas con la red del arco Millonario. El ex Banfield llegó hasta la
puerta del área, y con muchos nervios, intentó engañar al arquero y vencerlo de
emboquillada. La pelota finalmente dio en la panza de Barovero, que la atenazó
y se quedó con la última acción de riesgo del primer tiempo.
El segundo tiempo, lejos de continuar con la hiperactividad
del primero, se estancó y se transformó en un juego de lucha y resistencia, por
sobre uno de pausa, gambeta y toque. Allí, River vio perjudicada su idea de
salir desde el fondo con la tenencia de la pelota y lastimar por los costados y
la asociación por el medio. Con ese panorama, Ramón envió a la cancha a
Leonardo Ponzio, para ganar el centro del campo y poder armar juego desde aquel
sector.
El posterior ingreso de Vangioni por Cirigliano, y por ende
el cambio posicional de Rojas hacia el centro del campo, le entregó a River
mayor tenencia de pelota y por ende mayor peligro para el arco rival.
Justamente Vangioni intentó desplazarse por izquierda para
recibir la pelota de Ariel Rojas. Sin embargo, la pegajosa marca de Ribair
Rodríguez invitó al ex Godoy Cruz a enviar un centro en búsqueda de Trezeguet.
El franco-argentino quedó sólo y cabeceó potentemente hacia el arco Xeneize.
Agustín Orión evitó el gol con una mano, pero no pudo hacerse con la pelota, y
el rebote le quedo al gran David que, -ahora sí- como buen definidor, espero a
que Orión abriese las piernas por la desesperación y remató suavemente a gol
para concretar la victoria riverplatense.
La ventaja fue definitiva. River pudo liquidarlo con alguna
jugada de Ponzio en asociación con Lanzini, o con las gambetas de Mora. Sin
embargo, el desgaste físico no permitió sentenciar la historia y B*ca quedó
vivo hasta el final. Y justamente, llegando al epílogo, un mal cálculo de
Vangioni para anticipar una pelota, hizo que Lautaro Acosta se escapara por el
sector izquierdo de la defensa Millonaria.
Y es aquí, donde quien escribe realizará una breve y odiosa
comparación para demostrar el cambio mental de éste River por sobre el
anterior. En el Torneo Inicial, cuando River se imponía 2 a 1 en su cancha ante éste mismo rival, faltando un minuto Paredes tenía la
pelota placenteramente en mitad de cancha ante la mirada lejana de Cirigliano
por temor a ir a presionar y causar una falta que se transformase en centro al área. Si
bien la situación fue diferente, ayer, Leonel Vangioni no dudó en derrocar a
Lautaro Acosta sobre el costado del área Millonaria para evitar una situación
manifiesta de gol. No pensó si el centro podría traer complicaciones. Quizás porque
la jugada no se lo permitió. O –por ésta opción se inclina éste cronista-
porque la confianza de cada uno de los jugadores hacia sus compañeros no está
en duda, y cada uno actúa sabiendo que atrás lo van a respaldar.
El centro, fue rechazado. Y River, se quedó con la victoria.
Una más. La segunda sobre tres partidos disputados ante B*ca. El dueño del verano. Sin dudas.
Lo más importante: recuperando virtudes. Recuperando la identidad. Recuperando
a Trezeguet. Recuperando el estilo. Recuperando a River.




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