Alfredo Di Stefano es nombrado por los más veteranos como el
mejor jugador de la historia del fútbol mundial. El único capaz de jugar en los
diez puestos del campo de juego. Ídolo histórico del Real Madrid, salió de la
cantera riverplatense; y si bien hacía diferencia en la tercera, se tuvo que ir
a préstamo a Huracán para sumar minutos. Volvió y fue campeón, aunque se
terminó yendo por la puerta de atrás… para ser un mito en el Real Madrid.
“Pues sí, tío… Di
Stefano era mejor que Maradona, Messi y Pele. Ostias, que ninguno de estos tres
que te he nombrado jugaba por toda la cancha como el gran Alfredo”. El
testimonio de Bernardo suena creíble. Sentado en un bar de Madrid, mira al
Bernabéu y asegura que Alfredo Di Stefano, aquel impecable jugador surgido del
semillero riverplatense, fue el mejor jugador que el mítico estadio tuvo en su césped.
Nuestro Bernardo, ratifica la historia, y agrega más: “Podía jugar en toda la cancha, es cierto;
pero el desequilibrio lo hacía por derecha. Con la pelota al pie, no lo
agarraba nadie. Era rapidísimo para la época. De ahí viene el famoso
sobrenombre de La Saeta Rubia”. Nuestro Bernardo lo asegura en el pasillo
de su casa de Don Bosco, mirando una foto del gran Di Stefano con la camiseta
de River, y oyendo el comentario de su tocayo español.
El personaje del que hablamos, debutó con la camiseta de
River en 1945, ante Huracán. Fue el único partido del año que Alfredo Di
Stefano jugó con la camiseta de River Plate. En un equipo plagado de figuras, a
la joya de las inferiores le costaba hacerse un lugar en la Primera. Labruna,
Loustau, Gallo, Pedernera, Muñoz y Moreno (que en 1945 se fue a México pero
retornó en 1946) eran sus competidores directos. Todos tipos destacados. Todos
tipos habilidosos. Todos de paladar negro.
Justamente, Huracán, fue el equipo elegido para arribar un
año a préstamo. El contrato incluía una opción de compra de 80 mil pesos, que
el equipo de Parque Patricios nunca llegó a pagar. Debutó en la red ante San
Lorenzo, por duplicado. Terminó facturando 25 partidos, con 10 goles en su
haber.
Retornó a River en 1947, y mostró en Primera todo lo que su
potencial indicaba. Conquistó un campeonato en su año de regreso, y terminó
emigrando a Colombia junto a Pedernera, Baez y Reyes tras una huelga que le
permitió quedarse con el pase en su poder. Sus números como jugador en River
finiquitaron en 66 partidos con 49 goles
conquistados.
Su paso por Colombia lo llenó de madurez. Conquistó cuatro
títulos con Millonarios (¿qué otro nombre sino el apodo del club de sus
amores?) y terminó recalando en el Real Madrid tras una historia bastante
alocada.
En pleno franquismo español, tanto Real Madrid como
Barcelona se interesaron en el jugador de Millonarios de Colombia. En 1954,
tras una medida de la FIFA, Di Stefano regresó a River. A las oficinas de Núñez
llegó un ofrecimiento del Barcelona, mientras que el Real Madrid preguntó por
él en Colombia.
La dictadura a la que era sometido el pueblo español prohibía
la incorporación de algún jugador extranjero para cualquier club. Los dos
colosos españoles, Barcelona y Real Madrid, llegaron un acuerdo para compartir
los servicios de Di Stefano durante cuatro años –dos con cada equipo- y
enviaron una solicitada a Franco para que habilitase la incorporación.
Sin embargo, Di Stefano nunca jugaría en el Barcelona. Es
que el dictador español era fanático del Real Madrid, y dispuso la habilitación
del jugador sólo para que éste vistiese de blanco merengue. Así, se inició un
mito en el conjunto español que escribe sus últimas páginas hoy, con Alfredo
sentado en el sillón de Presidente de honor de la entidad madrileña.
Tras su etapa como jugador, probó en la dirección técnica,
donde pasó por River y obtuvo un Nacional en 1981. Los recuerdos de La Saeta como entrenador no son tan
profundos porque en nuestro país también dirigió a B*ca, algo que nubló su
carrera como técnico para los hinchas riverplatenses.
No obstante, su cariño por el Club Atlético River Plate ha
ido en aumento desde el comienzo de sus días. Fanático del club, lloró comopocos el descenso, aún a la distancia. Y claro, pese a no haber tenido un paso
extendido a lo largo de los años, uno de los mejores jugadores de la historia,
tiene un lugar en nuestra gloriosa historia riverplatense.




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