domingo, 20 de enero de 2013

Un equipo que puede enaMorar


El abrazo riverplatense. Una imagen que debe repetirse

El Millonario se adjudicó el primer Superclásico de verano con una muestra de fútbol y actitud. Los goles de Mora, el temperamento de Ponzio, la resistencia de Vangioni, los anticipos de Román y Bottinelli y los tiempos de Mauro Díaz; todos puntos clave para conseguir el triunfo.

No fue el Barcelona. Lejos estuvo de esa versión gratificante de fútbol total. Pero tampoco fue el River de los últimos años. Pasó de ser un equipo tímido, con poca propuesta ofensiva y ninguna pausa a un equipo pensador. Un equipo prudente, que primero prueba de que el suelo está firme para dar aunque sea un paso cortito. Arrancó mirando, observando, y hasta incomodándose por la situación. Terminó tocando, desparramando fútbol por toda la cancha.

Éste, es el River versión 2013. El que ayer demostró que con paciencia y tenencia se puede ser eficaz. Primero lo controló. Le tomó la mano. ¿A quién? Al rival de toda la vida, que amagó con comerse vivo a nuestro River, y terminó pidiendo piedad. Así fue el desarrollo del partido.

La gran actuación de la columna vertebral, con Barovero, Román, Bottinelli, Ponzio, Mauro Díaz y Mora; lograron que River pase a tener un dominio total sobre el encuentro. Los tiempos, eran manejados por la posesión millonaria. Y desde allí, la supremacía riverplatense se hacía notoria.

Los goles de Mora no fueron ni más ni menos que el resultado lógico de un desarrollo que mostró a River como claro dominador del encuentro. La presión en mitad de cancha, la posibilidad de abrir las bandas, con Sánchez y especialmente con Vangioni. Todas aristas para remarcar. Todos puntos clave para entender la victoria de River.

Por primera vez en mucho tiempo, un River titular demostró jerarquía y personalidad para imponerse ante sus rivales. Con su ideología, su identidad de equipo. Con su creencia como primer fundamento. Con la posesión, con el desborde, con lo punzante, con la personalidad. Con todo. Para atacar, pero también para defender (Desde que está Ramón, River jugó 4 partidos y no recibió goles en ninguno).

Todo invita a subirse a un tren que parece tener destino de éxito asegurado. Parece, claro. ¿Cuántos equipos fueron dinamita en el verano y se quedaron sin nafta durante las competencias oficiales? Miles. Por eso la cautela. Aunque cuando uno ve que dos equipos que representan a la misma entidad, tienen nombres propios muy diferentes pero estilos de juego muy similares, entiende que se está trabajando mucho, y bien. Tras ello, observa los triunfos, en especial el de anoche con B*ca, y la sonrisa aparece sola.

Sin embargo, la euforia por un triunfo que se negaba hace dos años, no debe tapar que esto recién comienza. ¿Ilusión? Claro que sí, pero no por ello afirmación. Ya lo dijo Ramón: “Aún falta para ver el equipo que nosotros queremos, tenemos que trabajar mucho”. ¿Qué mejor que hacerle caso al que más sabe? 

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