| El equipo que mostró identidad y superó a B*ca en 180 minutos. |
A River se le escapó la Copa Luis Nofal por penales, ante el rival de toda la vida.
Si bien el conjunto de Ramón dominó durante toda la segunda etapa con clara
superioridad, se encontró con un equipo que no quiso jugar y decidido a
empatar.
La última oración de la introducción hacia éste escrito,
tranquilamente podría resumir un partido entre River y B*ca desde el inicio del
profesionalismo hasta estos días. Sin dudas, el desarrollo de un encuentro en
el que River es superior, busca de todas formas conseguir la victoria, le
cuesta porque su rival se cierra bien atrás y luego termina hasta sufriendo.
Este encuentro no fue la excepción.
Era por el orgullo. Una derrota, ante los suplentes de
ellos, podía ser un golpe duro de asimilar. Se notó. Durante todo el primer
tiempo, River se encontraba atado. Por esfuerzo de su rival, y por presión
propia.
B*ca salió decidido. ¿A qué? A romper. A romper juego. A
romper estructuras. A romper ideas. La idea del conjunto de Carlos Bianchi era
cortarle el juego a River por las bandas, tapar bien a Mora, controlar a Mauro
Díaz, presionar a Ponzio y apurar a los defensores en la salida desde atrás.
Y River salió con la presión que Carlos Bianchi –y Ramón
Díaz- le tiró en la previa del partido. La responsabilidad de ser el
protagonista, terminó jugándole en contra a la mayoría de los jugadores
riverplatenses que jugaron un discreto primer tiempo, con sólo una jugada
elaborada que llevó peligro al arco de Ustari, y muchas aproximaciones a los
empujones.
En el segundo tiempo, la historia fue otra. Los de Bianchi
salieron decididos a que el encuentro terminase 0 a 0 y se replegaron durante
todo el complemento en su propio campo. Y River, por ende, mejoró.
Sin presiones desde el fondo, el equipo de Ramón comenzó a
manejar la pelota a placer, y desde allí, vinieron las mejores jugadas del
Millonario. Nuevamente una gran actuación de Vangioni, y el rendimiento que ya
se hizo costumbre en Leo Ponzio, le entregaron a River diversas variantes para
llevar peligro al arco de Ustari.
El ingreso de Manuel Lanzini en lugar de Mauro Díaz, le
entregó al conjunto de Ramón un poco más de electricidad de mitad de cancha hacia
delante. Así, River tuvo un par de asociaciones para destacar, aunque falló en
la definición y por ende no logró llevarle demasiado peligro al arquero de
B*ca.
Así, el segundo tiempo terminó esfumándose, y el equipo de
Carlos Bianchi consiguió su objetivo: llegar a la tanda de penales. Y allí, en
donde no todo es suerte, pero ésta tiene bastante participación, Boca fue
mejor. Los zurdos riverplatenses, Vangioni y Rojas, se toparon con Ustari
cuando eligieron cruzar su remate. Marcelo Barovero, sólo pudo contenerle el
disparo a Albín, por lo que la definición quedó del lado de B*ca.
¿Conclusiones? Muchas. River sigue mostrando una identidad
de juego, pese a que a veces el caudal de éste disminuya considerablemente
(segundo tiempo ante Racing, y primer tiempo de ayer ante B*ca). La necesidad
de que llegue el conductor por el que tanto reclamó Ramón, y el signo de
pregunta que deja la actuación de David Trezeguet, a quien se lo notó demasiado
fuera de ritmo.
A sólo 12 días de su debut en Córdoba, ante Belgrano, River
sigue mejorando, y eso al hincha lo ilusiona. ¿Cómo se logró en un mes y pico?
Fácil, volviendo a las bases de lo que tanto aprecia el hincha de River: su
identidad.




0 comentarios:
Publicar un comentario