sábado, 24 de noviembre de 2012

Perdimos

Una vez más: River se retira cabizbajo

River igualo con Independiente, aunque mereció largamente la derrota. Lo salvaron dos goles de pelota parada, y Pitana que no cobró un penal clarísimo. Cambios que influyeron en el retroceso del equipo, y decisiones que no dejan de sorprender. River perdió. No un partido. Si no, su identidad.

Iban 5 minutos. River ya perdía 1 a 0, pero si la diferencia era de 2, tampoco hubiese estado mal. Se salvó por la mala puntería de los delanteros rivales, o por una atajada de un Vega que se comió los dos goles*.
Lo levantó desde el resultado. Lo empató por una jugada de pelota parada, con un error abismal de la defensa local, que dejó sólo a Bottinelli. A partir de allí, lo emparejó desde el ánimo, aunque no desde lo futbolístico.

Cada vez que Independiente atacaba, River sufría. En cualquier momento, parecía que la pelota podía ingresar al arco “defendido” por Vega. El medio no lograba dominar la pelota, y la defensa no encontraba a los atacantes rivales para impedirles el paso al área.

Pero el fútbol es mágico, y desde esa magia, River se impuso en el marcador. El segundo tiempo era una siesta. River se había salvado después de que Fredes se perdió un gol abajo del arco. La contra de esa jugada derivó en un tiro libre a favor. Jugada preparada, Villalva que se escapa, envía un centro que la defensa de Independiente rechaza a medias y le cae a Sánchez. El uruguayo la enganchó formidablemente, y dejó sin chances a Hilario Navarro.

Era el momento anímico. River se encontraba en ventaja. La cancha comenzaba a hervir con los nervios locales. Había que ser pacientes y pensadores. Cualquier arrebato, nos podía costar caro. Y el que más calmo tenía que estar, actuó desde la calentura. O desde el temor.

Apenas River marcó el segundo gol, Matías Almeyda envió a la cancha a Affranchino y a Trezeguet. Los que ingresaron no fue el problema, sino los que salieron. Villalva y un golpeado Mora. Lo del uruguayo, se entiende porque su estado físico pedía el cambio. Lo incomprensible, fue sacar a Villalva después de que este hiciera una jugada como la gente.

Se supone que la mente humana, tras realizar una acción que le trae beneficios, toma confianza para animarse a más y lograr mejores resultados aún. Pero Almeyda no lo entiende. Una de las mejores cosas que hace nuestro DT en su función, es aniquilar la confianza de sus jugadores. Hoy, le tocó a Villalva.
Y ya con la cola más cerca del área propia que de mitad de cancha, River le entregó todo a Independiente. Llegó el empate, después de un HORROR de Vega (¿Podrá ser que no salga a una pelota bien? ¿Dónde está el famoso timming del arquero?). Y podrían haber llegado dos o tres goles más. Un penal que Pitana no cobró, un gol que le anularon –bien- a Velázquez y una pelota que salvó el arquero sobre el final.

Terminó un insulto más. Que no fue completo hasta que el DT salió a declarar. Fue autocrítico, pero con una frase tiró todo a la basura. “Yo dije que no festejo empates, pero el de hoy lo festejé”. Esto, esto no es River. Algún día, quienes lo manejan, lo entenderán.

River perdió. Dos puntos. Pero ya no es lo importante. River perdió su identidad. “Acá no podemos comprar a cualquier jugador. Esto es como el Teatro Colón, no puede cantar cualquiera” dijo Liberti en su momento. “Acá, no se pueden festejar empates. Cualquier empate, tiene gusto a derrota” debería ser otra arista en nuestro estatuto. 

*: Le adjudicamos el primer gol a Vega por una cuestión lógica. En cualquier equipo de inferiores, a sus arqueros les recuerdan: "El área chica, es del arquero". La pelota, en el primer tanto, recorre todo el área chica. Y en el que se erra Fredes también.
Sabemos que el timming de Vega no es su mejor característica. River lo pagó con el segundo gol, y lo podría haber pagado en otras dos ocasiones que los jugadores de Independiente no llegaron a meter al fondo del arco. 
Mientras tanto, en el arco, el mejor arquero del Torneo Clausura 2012, miraba el encuentro. 

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