El equipo de Ramón venció por 2 a 0 a Atlético de Rafaela
con goles de Carlos Carbonero y Teófilo Gutiérrez en El Monumental y quedó como
único escolta de Estudiantes de La Plata, a solo 1 punto y con el aliciente de
cruzarlo el próximo miércoles en el Ciudad de La Plata. Si bien no tuvo su
mejor partido, River justificó su victoria con algunas situaciones claras de
gol y el dominio del encuentro.
Luego de caer en Córdoba ante Belgrano, y de la victoria de
Estudiantes –el día sábado- ante Quilmes, River se presentaba en El Monumental
para recibir a Atlético de Rafaela en un partido en el que solo se le iba a
aceptar una victoria para seguir en la pelea caliente por el campeonato.
Cuesta explicar que un equipo que ganó su partido por 2 a 0,
errando un penal, y desperdiciando tres situaciones claras de gol adentro del
área chica, no haya jugado un gran partido. Y eso, es lo que sucedió con River.
¿Mereció ganar? Sí, claro. ¿Sufrió? Bastante más de lo que indicaba el trámite
del encuentro.
El primer tiempo, resume un poco lo que fue el Millonario.
Dominó el encuentro, insinuando desde el principio, aunque sufriendo cuando
tenía que retroceder, como los dos tiros en los palos que sufrió. Erró goles
claros, a través de Teófilo primero en una no tan clara, y de manera insólita
con Carbonero y Cavenaghi, con más culpa por parte del Colombiano ya que su
definición “era más fácil”. Sufrió cuando lo atacaron, con un remate lejano de
Rodales que dio en el palo, y un desvío de Bastia que también chocó con el
caño, rebotó en Barovero para volver a dar con el poste y salir hacia el medio
del área, donde esperaba Vera que se topó con la reacción del 1 riverplatense.
“Estamos bien, falta meterla nomás, ¡vamos!”. El grito, fue
de Teo Gutiérrez en la arenga pos finalización del primer tiempo. En el
complemento, River cumplió. Con un Fabbro más metido en el partido, con más
participación de Teo y un poco más de empuje de Augusto Solari, el Millonario
logró abrir el partido. ¿Cómo? A través de una pelota parada. Una aventura de
Vangioni por el carril izquierdo terminó en un doble o triple amague que derivó
en un centro que fue bloqueado y enviado al córner por parte de la defensa
santafesina. Desde ese córner, vino la magistral pegada de Fabbro, una peinada
de Cavenaghi, un rebote de Conte y la precisa aparición de Carbonero para
enviar la pelota al fondo de la red.
El gol tranquilizó a la gente, y metió al partido en el
freezer. Rafaela amagó con salir un poco de su campo, sin embargo jamás logró
llevarle peligro a Barovero. Y fue justamente el 1, quien sacó la modorra de
domingo en el momento en que pidió el cambio. Luego de anticipar un centro del
equipo visitante, el ex arquero de Vélez sintió un pinchazo y automáticamente
pidió su reemplazo. Con el ingreso de Chichizola, las dudas crecieron –lógico,
como cada vez que ingresa un arquero suplente- y Rafaela pudo aprovechar el
momento. Primero, un pase arriesgado de Fabbro para atrás fue interceptado por
el juvenil arquero, quien paró el balón de pecho e intentó reventar, aunque
pifió y luego tuvo que enviar el balón a un costado con la cabeza.
Luego, una escapada de un volante visitante por la banda
derecha de la defensa Millonaria, una salida un tanto atolondrada por parte de
Chichizola y un centro al medio que no encontró ningún receptor y fue despejado
por Pezzella.
Luego de esos 2 sofocones, vino la tranquilidad. Un pelotazo
largo fue bajado por Cavenaghi para Teo Gutiérrez. El 29 amagó y pasó hasta el
fondo para quedar mano a mano con el arquero de Rafaela. Lo eludió y cuando se
predisponía a definir, recibió un tacle por parte del portero visitante. Penal
y expulsión. Si bien la pena máxima no se transformó en gol porque el envío de
Cavenaghi dio en el travesaño, River pareció controlar el encuentro definitivamente
a partir de ese momento.
Y sobre los 40 minutos, lo liquidó en el marcador. Una buena
jugada colectiva derivó en un pifie de Kranevitter que quedó en poder de
Carbonero. El colombiano envió un centro pasado que murió en el pecho de
Teófilo, quien como crack bajó la pelota y definió sin darle chance al arquero,
clavándola en el ángulo. Gol y chau partido.
Para el final, solo hubo tiempo para una desafortunada
declaración de Ramón Díaz, quien agradeció a Los Borrachos del Tablón “por
contagiar a la gente con su aliento”. Luego, el DT se rectificó por radio
aduciendo que se había querido referir a la gente de la popular y no a la
barrabrava particularmente.
Como sea, River quedó a 1 punto de la cima del campeonato,
que está en poder de Estudiantes de La Plata. Justo el Pincha, será el próximo
rival, el día miércoles, en el Ciudad de La Plata. Allí, River tendrá la
oportunidad de ganar y quedar como único líder por primera vez en el torneo.
¿Se le dará?
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