El equipo de Ramón Díaz cayó sin objeciones ante Argentinos
Juniors por 2-0, en La Paternal. Los goles del local los hicieron Julio Barraza y
Rodrigo Gómez, a los 35 y 43 del segundo tiempo. El Millonario jugó mal, y fue
una antítesis a lo demostrado ante Atlético de Rafaela. Si Newell’s le gana a
All Boys, extenderá la ventaja a 6 puntos.
River llegaba a La Paternal con expectativas de conseguir un
nuevo triunfo que le permitiese subirse a la punta del Torneo Final, al menos
hasta el lunes, que juega Newell’s. Sin embargo, lo planeado por Ramón Díaz, no resultó en lo
más mínimo.
El esquema de los tres delanteros terminó siendo contraproducente
para un River que, si bien cuando atacaba generaba revuelo en las inmediaciones
del arco de Nereo Fernández, terminó perdiendo el mediocampo, y por ende, la
posibilidad de manejar la pelota como ante Atlético de Rafaela.
Si bien llegó aisladamente al arco local, River no pudo generar peligro constante como ante La Crema, el pasado fin de semana. Primero la tuvo Funes Mori, con un cabezazo tras un tiro libre de Rojas cuando el encuentro recién se iniciaba. Al Millonario, también, le anularon un gol sobre el final del primer
tiempo cuando, luego de un disparo de Leonel Vangioni que había rebotado en un
rival, la pelota cayera en los pies de Manuel Lanzini, quien definió de buena
manera y mandó su remate al fondo de la red; pero el juez de línea levantó su
bandera señalando un fuera de juego inexistente.
Sin embargo, más allá de lo importante que resulta un gol en
el desarrollo de un encuentro, la injusticia no fue suficiente para argumentar
una dolorosa caída por parte del conjunto Riverplatense. Dolorosa desde lo
lúdico, ya que nunca pudo dominar un encuentro en el que partía como favorito.
También dolorosa desde lo emocional, debido a que el equipo mostró una actitud
inexplicable, hasta con acciones en las que parecía no haber un compromiso
serio.
Durante el complemento, Ramón quiso corregir el planteo que
incomodó a River en el primer tiempo, y quitó a Juan M. Iturbe para hacer
ingresar a Leonardo Ponzio. Lamentablemente para el Millonario, el ingreso del
capitán no cambió el desarrollo del encuentro, sino que hasta le entregó más barullo en la zona media y menos
efectividad a la hora de pasar la pelota.
Pese a que no generaba peligro, River tampoco sufría en el
fondo. Algunos pelotazos largos incomodaban a Bottinelli y Maidana en el
retroceso, sin embargo, nada parecía hacer temblar el arco de Barovero.
A los 33 de la segunda etapa, el Millonario generó lo que fue su situación de gol más clara. Un buen centro a la carrera de Rojas cayó en el pecho de Funes Mori que hizo todo bien: la bajó de pecho para su pierna derecha, se tomó una mínima pausa porque de definir rápido lo haría incómodo y probablemente mal, y sacó un latigazo al primer palo. Esa pequeña pausa para terminar de acomodarse, antes de efectuar el remate, le permitió a Nereo Fernández achicar el ángulo de remate con dos pasos hacia adelante. Y ese achique, le permitió llegar a la pelota con un manotazo bárbaro, para enviar el disparo a un córner que terminó en nada.
Parecía que un solo factor podía abrir un encuentro como
este. Y ese factor, era el que había ensayado Ramón Díaz durante todo el
viernes: la pelota parada. Tanto ensayo resultó ineficaz a la hora de defender
un córner enviado por Pablo Hernández desde el sector derecho, que Julio
Barraza terminó mandando a la red tras despegarse de la marca de Gonzalez
Pirez, que había ingresado por el lesionado Maidana.
Antes del tanto, River ya jugaba con apuro por intentar
abrir el marcador, por lo que tras encontrarse en desventaja, el apuro pasó a
ser casi desesperación. No por la actitud, sino por las acciones. Y dentro de
las acciones inentendibles por la desesperación, se encuentra el segundo gol de
Argentinos Juniors.
Una pelota que parecía controlada por González Pirez,
terminó dentro de la red del arco Riverplatense. El zaguero quiso cuidar un
largo envío rival para que la pelota llegase a Barovero, sin embargo, calculó
mal y terminó perdiendo la posesión ante Pablo Hernández, quien dominó la
pelota y se fue a enfrentar cara a cara con el arquero Millonario. Tras amagar
un par de veces, el volante cedió para Rodrigo Gómez que remató seco y
sentenció a los dos defensores que se aproximaban para cerrar el arco.
Con el tanto, la efímera ilusión de remontar el partido
quedó apagada, y con ella, una nueva chance de descontar puntos pasó de largo.
Así, el campeonato para River, parece cada vez más complicado. A la espera de que juegue
Newell’s, el Millonario quedará, como mínimo, a 3 puntos de la punta cuando
restan 9 por jugarse. Si a eso le sumamos que Newell’s tiene un fixture
favorable, la cosa se nubla un poco más todavía.
Será hora de mezclar y dar de nuevo, sin embargo, la
relajación no puede invadir a nadie de aquí a final de campeonato. Los 9
puntos, son una cuestión de honor y (mínima) esperanza.




0 comentarios:
Publicar un comentario