Criticado en el arranque del Torneo, la no presencia de
Cristian Ledesma en cancha de Unión demostró la importancia del volante central
en el equipo de Ramón. Sus quites, su equilibrio y sobre todo su conducción,
fueron algunos de los baluartes que faltaron hoy. Vuelve en la próxima, tras
cumplir la fecha de suspensión por 5 amarillas.
¿Quién iba a pensar que Ledesma se iba a transformar en irremplazable
para éste River? Por lo menos, quien escribe, nunca lo creyó. El Lobo comenzó a mejorar su nivel ante Vélez
Sarsfield, en El Monumental y tras una destacada actuación en Avellaneda,
aseguró un piso de rendimiento superior a los 6 puntos.
Certero a la hora de distribuir la pelota, con experiencia
para saber a dónde irá la jugada, y con criterio para recuperar (a veces
pegando una patadita de más…), transformaron a ese tibio mediocampista que
arrancó el torneo con la lupa encima de su rendimiento, a éste jugador
imprescindible para saber a qué juega River.
Sin Ledesma ni Ponzio, la responsabilidad de bancar el mediocampo recayó sobre
Ezequiel Cirigliano. De buen rendimiento como número 8 (quien escribe piensa
que, el próximo domingo ante Rafaela, debe jugar ahí en lugar de Sánchez), se
mostró desbordado como patrón del mediocampo. Poco quite, demasiado campo para
cubrir, y poca efectividad a la hora de realizar el primer pase del mediocampo.
Lo cierto, es que este rejunte de líneas, es un intento de
reconocimiento para un capitán mudo. El capitán Lobo. El dueño de la mitad del campo, del River de Ramón versión
2013. El Lobo Ledesma. El que usa la 28. El que seguramente, vuelva el próximo
domingo para equilibrar a todo River.




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