El conjunto de Ramón Díaz se mostró más preocupado por
defender su propio arco que por vencer a su rival, y terminó cayendo por 1-0 en
Rosario ante Newell’s. El gol de los dirigidos por Gerardo Martino fue
convertido por Ignacio Scocco, en la única situación de riesgo que tuvieron los
Leprosos en el primer tiempo.
El encuentro entre Newell’s y River Plate era vital para que
el equipo Millonario supiese dónde se encontraba parado finalizando el primer
tercio de torneo. Los dirigidos por Gerardo Martino eran una buena medida para
los de Ramón Díaz. Un rival de jerarquía. Quizás, junto con Vélez y Lanús, de
los mejores de nuestro país.
Respeto excesivo. Esa fue la idea de Ramón para encarar esta
dura visita a Newell’s. Más preocupado por controlar las virtudes rivales que
por explotar sus defectos. El primer tiempo, le brindó resultados. La defensa
de River estuvo firme, o Newell’s no estuvo fino. Lo cierto es que sólo dos,
fueron las fallas del sector defensivo riverplatense. Ambos desde el mismo
sector: la espalda de Jonathan Bottinelli.
Marcelo Barovero, a los gritos, le aconsejó en más de una
oportunidad que cuidase su espalda; pero Bottinelli no tomó recaudos, e Ignacio
Scocco lo aprovechó en dos oportunidades para colarse y encontrarse mano a mano
con el ex arquero de Vélez. En la primera, Barovero se anticipó y salió largo,
evitando que Scocco se escapara con su mano derecha, fuera del área. Debió
haber sido expulsado, aunque Diego Ceballos no consideró que tocara el balón de
forma ilegal.
La segunda, el gran ataque leproso, no falló. Le ganó la
espalda a Bottinelli, dominó, lo hizo pasar de largo a Adalberto Román con un
estupendo sombrero y se arrojó para desviar la pelota suavemente ante la salida
de Barovero. Golazo de Newell’s, que aprovechaba su ocasión.
Previo a eso, River había generado su primer ataque serio.
Una triangulación entre Leonardo Ponzio, Leonel Vangioni y Ariel Rojas que
derivó en un centro de éste último para Rodrigo Mora que habilitó de cabeza a
Carlos Luna. El Chino cabeceó al arco
pero la rápida salida de Nahuel Guzmán, arquero local, evitó el tanto
Millonario.
También Guzmán, fue protagonista importante en la otra
jugada de riesgo generada por River en esa primera etapa. Carlos Sánchez cedió
para Luna, y el centrodelantero, de pecho, jugó de primera para Rodrigo Mora,
que se metió al área y definió al primer palo de zurda. Un gran remate,
contenido estupendamente por Guzmán con su mano derecha, cuando todo River se
acomodaba para festejar el empate.
A la vuelta del entretiempo, River pareció decidido a
llevarse por delante a Newell’s. Sin embargo, se topó con su mayor defecto como
equipo: la creación de juego. El equipo de Ramón no logró afinar su sintonía de
mitad de cancha en adelante, y aunque probó con diversas variantes, no le
encontró la vuelta a un Newell’s que, lejos de cerrarse atrás, intentaba
aprovechar cada contragolpe para sentenciar el encuentro.
Recién sobre el final del partido, River generó riesgo. Un
centro de Ariel Rojas, desde el sector izquierdo, fue peinado por Gabriel Funes
Mori hacia el segundo palo, en donde apareció Carlos Luna que, como no llegaba
con su cabeza, empujó la pelota con la mano. Diego Ceballos, y su juez de
línea, Hernán Maidana, no observaron la mano del Chino en primera instancia y cobraron el tanto. Los jugadores de
Newell’s, furiosos por el fallo, fueron a increpar al juez de línea para que no
llegase hasta mitad de cancha. Allí, los referentes del plantel de River, no
estuvieron. ¿Resultado? Entre tanto lío, alguien le avisó al juez de línea que
la TV mostraba la mano, y Ceballos rectificó su decisión, cobrando tiro libre
para Newell’s.
Tibieza, es la mejor palabra para describir al River de hoy.
Lo positivo, es que quedarán dos semanas para trabajar los defectos que va
teniendo el equipo. La probable vuelta de Manuel Lanzini le dará a Ramón Díaz
la variante para colocar nuevamente el enganche, para enfrentar a Vélez
Sarsfield.
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