Los juveniles de River, festejan. Que se repita en el futuro |
“Dentro de poco tiempo, River va a ser el Barcelona de Sudamérica”,
la frase de Matías Almeyda –a mediados de 2010- muchas veces fue tomada para la
chacota. Sin embargo, River posee la materia prima para ser una potencia continental
en pocos años. En Cultura Riverplatense analizamos la materia prima y
proponemos un proyecto a largo plazo para seguir generando recursos
futbolísticos.
La naturaleza es sabia. No habla, pero dice todo. Adaptar la
naturaleza en forma de metáfora para la vida, por lo general suele traer
grandes resultados. River, no es la excepción. Tras el invierno, viene la
primavera indica la Pachamama. En River hubo un invierno en ese caribe
resplandeciente que siempre fueron sus inferiores durante el primer mandato de
José María Aguilar.
River lo pagó. Salvo excepciones como Higuaín, Mascherano o
Radamel Falcao García, las inferiores dejaron de sacar las típicas joyas de la
casa. Además de malvenderlas, se las disfrutó poco; lo que terminó generando un
vacío económico y deportivo. Claramente, una carencia extrema de proyectos a
largo plazo.
La llegada de Gabriel Rodríguez le entregó al Millonario,
una estructura que le permitiese recuperar el paladar, aunque sea en las
inferiores. De aquella, surgieron Ezequiel Cirigliano, Erik Lamela o Roberto
Pereyra, por citar algunos casos. Jugadores de cierto nivel que, por
determinadas presiones y circunstancias no llegaron a explotar con la camiseta
de River, y a realizar un proceso de maduración el club.
El descenso a la B Nacional, el posterior ascenso y la irregularidad
del Torneo Inicial 2012, fueron la cúspide de aquella presión social bien
teñida de intereses políticos que padece el Mundo River. Sin embargo, la
llegada de Ramón Díaz a la dirección técnica del primer equipo generó una ola
de tranquilidad. Opositores y oficialistas quedaron en la sombra con la
presencia del DT más ganador de la historia de River. El entrenador, pasó a ser
el referente de opinión. La masa societaria millonaria, ahora sigue a Ramón
Díaz más allá que a cualquier otro personaje del mundo River.
Desde allí, las operaciones mediáticas cargadas de política
en pleno mundo futbolístico, no han aparecido. ¿Aparecerán? Seguramente, pero
en un sentido más institucional que futbolístico. Pero retomando la raíz de
este escrito, la lupa se vuelve a posar sobre las divisiones inferiores.
Repasando nombres propios, aparecen jugadores como
Chichizola, Servio, Vega, Espíndola, Silguero, Balanta, Pezzella, Diego
Martínez, Solari, Quignon, Kranevitter, Kaprof, Tomás Martínez, Luis Vila, Andrada,
Cazares o Simeone, por citar a algunos. Todos, con buenas referencias. Algunos
de ellos ya han jugado en Primera, mientras que los otros se postulan para
hacerlo pronto.
De allí, nos animamos a decir que en caso de armar un equipo
que acepte a las joyas como juveniles que son, y no como jugadores de
dependencia, River puede saldar mágicamente todas sus deudas económicas,
obviamente a razón de saldar las deportivas. La maduración de jugadores como
Cazares, Tomás Martínez, Pezzella, Kaprof, Andrada o Simeone, por nombrar
quizás a los más “mediáticos” de los pibes, puede entregarle al club la
maravillosa novedad de exitosos resultados deportivos y económicos. Algo que
por Núñez se extraña, y mucho.
Sin quemar etapas, podrán afianzarse en Primera, rodeados de
un equipo con todas las letras y con la mentalidad de las tres G como objetivo
exclusivo de uno y cada uno de los partidos. Eso sería el renacer, eso sería lo
ideal. River tiene la materia prima para lograrlo. Contrató al DT que aguantará
en su espalda toda la presión que existe alrededor del fútbol riverplatense, y
que además la sabe lunga con esto de
mechar joyas de inferiores con buenos equipos.
River también posee el margen económico como para invertir
en las inferiores para conseguir resultado a largo plazo. Enviar 10
delegaciones completas de pretemporada, es un pequeño lujo que River se puede
dar. Las instalaciones de Ezeiza, si bien pueden ser mejoradas, son un lujo para
el fútbol argentino.
Componiendo un gran equipo que vaya desde la selección de
jóvenes talentos hasta la nutrición de los juveniles y la transmisión de valores,
River podrá ser grande en el plano juvenil.
La grandeza en el semillero, otorgará grandeza en las luces
del profesionalismo absoluto hambriento de resultados. Quizás River no sea
campeón en el 2013, pero si puede terminar de armar una base para dominar el
fútbol del continente durante una década. Estará en el hincha ser paciente y
acertar con el proceso eleccionario que se llevará a cabo en Diciembre. Una
mala decisión puede destruir toda la estructura deportiva de inferiores que
hasta ahora parece generar grandes esperanzas; mientras que una buena puede, no
sólo consolidarla, sino también corregirla y aumentarla.
¿Está en condiciones
económicas el club como para terminar de estructurar semejante proyecto?
El negocio económico también es brillante. En caso de que
los resultados deportivos sean positivos, la inversión que River debe realizar
durante este 2013, puede ser recuperada y superada en los años venideros. La
construcción de una columna vertebral de experiencia que les saque la presión a
los juveniles y no los obligue a quemar etapas, es necesaria como el aire.
Tanto en éste mercado, donde por ahora se ha apostado más a
la calidad que a la chapa, como en el de Junio, River deberá armarse de
jerarquía. 6, 7 u 8 nombres serán los que marquen el destino de este proyecto.
La dirigencia debería plantearse seriamente un trabajo integral entre este
mercado y el que viene.
La posibilidad de desprenderse de Funes Mori o de
Cirigliano, no debe verse como un paso atrás. La venta de alguno de ellos,
generará efectivo necesario para construir la columna con calidad y fortaleza.
Invertir ese dinero en el regreso de D’Alessandro, y en buenos contratos para
Demichelis, Aimar y Saviola (Todos terminan sus vínculos europeos en junio),
como también desembolsar algunos billetes por jugadores de calidad como Ricardo
Álvarez, o Ignacio Scocco, por nombrar a algunos; no será un gasto, sino –como bien
dijimos arriba- una inversión.
Entre sueldos y fichajes, River debería gastar una cifra que
oscilaría entre los 20 y 25 millones de dólares. Bastante grande para el fútbol
actual. Bastante chica para lo que se puede generar.
Siguiendo en el mundo de los supuestos, River con ese gasto
tendría un equipo similar a éste: Barovero o Chichizola – Mercado, Demichelis,
Bottinelli o Ramiro FM o Pezzella – Sánchez o Affranchino, Ponzio, Aimar o
Álvarez, Vangioni – D’Alessandro o Aimar – Saviola y Scocco o Mora. (3-4-1-2)
Con semejante panorama, los juveniles pasarían a tener el
rol secundario que tanto necesitan a la hora de ingresar a una Primera
División. Los resultados positivos no serían una utopía, o al menos no lo sería
soñarlos. Y allí, todo pasa a ser color de rosa. Las apariciones de Silguero,
Balanta, Kranevitter, Lanzini, Cazares, Andrada, Vila o Kaprof serían
graduales, hasta que se consagren en la titularidad. Aceitando una columna, es
más fácil ir cambiando eslabón por eslabón y que cada juvenil sepa con certeza cuál
será su rol en el equipo y en el plantel.
La camiseta de River, vidriera permanente, permitirá que
cualquiera de los juveniles que tenga un gran desarrollo en Primera, se
valorice de manera categórica. Si Lamela, metiendo un par de pases gol, algunos
goles y descendiendo valió 14 millones de euros; ¿se imaginan el precio de
Cazares siendo titular en un River semifinalista de Libertadores? Desde allí,
la recuperación del dinero será cuestión de tiempo. Y obviamente que, para
generar una rueda definitivamente exitosa cuál Barcelona, la ganancia deberá
reinvertirse.
En fin, un proyecto que tiene miles de detalles más, que
deberán pulirse y analizarse para llevarlo a cabo. Pero un proyecto al fin.
¿Una utopía? Depende de nosotros y la elección que hagamos a final de 2013.
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