domingo, 6 de enero de 2013

Proyectos a largo plazo: se buscan (con urgencia)

Los juveniles de River, festejan. Que se repita en el futuro


“Dentro de poco tiempo, River va a ser el Barcelona de Sudamérica”, la frase de Matías Almeyda –a mediados de 2010- muchas veces fue tomada para la chacota. Sin embargo, River posee la materia prima para ser una potencia continental en pocos años. En Cultura Riverplatense analizamos la materia prima y proponemos un proyecto a largo plazo para seguir generando recursos futbolísticos.

La naturaleza es sabia. No habla, pero dice todo. Adaptar la naturaleza en forma de metáfora para la vida, por lo general suele traer grandes resultados. River, no es la excepción. Tras el invierno, viene la primavera indica la Pachamama. En River hubo un invierno en ese caribe resplandeciente que siempre fueron sus inferiores durante el primer mandato de José María Aguilar.

River lo pagó. Salvo excepciones como Higuaín, Mascherano o Radamel Falcao García, las inferiores dejaron de sacar las típicas joyas de la casa. Además de malvenderlas, se las disfrutó poco; lo que terminó generando un vacío económico y deportivo. Claramente, una carencia extrema de proyectos a largo plazo.

La llegada de Gabriel Rodríguez le entregó al Millonario, una estructura que le permitiese recuperar el paladar, aunque sea en las inferiores. De aquella, surgieron Ezequiel Cirigliano, Erik Lamela o Roberto Pereyra, por citar algunos casos. Jugadores de cierto nivel que, por determinadas presiones y circunstancias no llegaron a explotar con la camiseta de River, y a realizar un proceso de maduración el club.

El descenso a la B Nacional, el posterior ascenso y la irregularidad del Torneo Inicial 2012, fueron la cúspide de aquella presión social bien teñida de intereses políticos que padece el Mundo River. Sin embargo, la llegada de Ramón Díaz a la dirección técnica del primer equipo generó una ola de tranquilidad. Opositores y oficialistas quedaron en la sombra con la presencia del DT más ganador de la historia de River. El entrenador, pasó a ser el referente de opinión. La masa societaria millonaria, ahora sigue a Ramón Díaz más allá que a cualquier otro personaje del mundo River.

Desde allí, las operaciones mediáticas cargadas de política en pleno mundo futbolístico, no han aparecido. ¿Aparecerán? Seguramente, pero en un sentido más institucional que futbolístico. Pero retomando la raíz de este escrito, la lupa se vuelve a posar sobre las divisiones inferiores.

Repasando nombres propios, aparecen jugadores como Chichizola, Servio, Vega, Espíndola, Silguero, Balanta, Pezzella, Diego Martínez, Solari, Quignon, Kranevitter, Kaprof, Tomás Martínez, Luis Vila, Andrada, Cazares o Simeone, por citar a algunos. Todos, con buenas referencias. Algunos de ellos ya han jugado en Primera, mientras que los otros se postulan para hacerlo pronto.

De allí, nos animamos a decir que en caso de armar un equipo que acepte a las joyas como juveniles que son, y no como jugadores de dependencia, River puede saldar mágicamente todas sus deudas económicas, obviamente a razón de saldar las deportivas. La maduración de jugadores como Cazares, Tomás Martínez, Pezzella, Kaprof, Andrada o Simeone, por nombrar quizás a los más “mediáticos” de los pibes, puede entregarle al club la maravillosa novedad de exitosos resultados deportivos y económicos. Algo que por Núñez se extraña, y mucho.  

Sin quemar etapas, podrán afianzarse en Primera, rodeados de un equipo con todas las letras y con la mentalidad de las tres G como objetivo exclusivo de uno y cada uno de los partidos. Eso sería el renacer, eso sería lo ideal. River tiene la materia prima para lograrlo. Contrató al DT que aguantará en su espalda toda la presión que existe alrededor del fútbol riverplatense, y que además la sabe lunga con esto de mechar joyas de inferiores con buenos equipos.

River también posee el margen económico como para invertir en las inferiores para conseguir resultado a largo plazo. Enviar 10 delegaciones completas de pretemporada, es un pequeño lujo que River se puede dar. Las instalaciones de Ezeiza, si bien pueden ser mejoradas, son un lujo para el fútbol argentino. 

Componiendo un gran equipo que vaya desde la selección de jóvenes talentos hasta la nutrición de los juveniles y la transmisión de valores, River podrá ser grande en el plano juvenil.

La grandeza en el semillero, otorgará grandeza en las luces del profesionalismo absoluto hambriento de resultados. Quizás River no sea campeón en el 2013, pero si puede terminar de armar una base para dominar el fútbol del continente durante una década. Estará en el hincha ser paciente y acertar con el proceso eleccionario que se llevará a cabo en Diciembre. Una mala decisión puede destruir toda la estructura deportiva de inferiores que hasta ahora parece generar grandes esperanzas; mientras que una buena puede, no sólo consolidarla, sino también corregirla y aumentarla.

¿Está en condiciones económicas el club como para terminar de estructurar semejante proyecto?

El negocio económico también es brillante. En caso de que los resultados deportivos sean positivos, la inversión que River debe realizar durante este 2013, puede ser recuperada y superada en los años venideros. La construcción de una columna vertebral de experiencia que les saque la presión a los juveniles y no los obligue a quemar etapas, es necesaria como el aire.

Tanto en éste mercado, donde por ahora se ha apostado más a la calidad que a la chapa, como en el de Junio, River deberá armarse de jerarquía. 6, 7 u 8 nombres serán los que marquen el destino de este proyecto. La dirigencia debería plantearse seriamente un trabajo integral entre este mercado y el que viene.

La posibilidad de desprenderse de Funes Mori o de Cirigliano, no debe verse como un paso atrás. La venta de alguno de ellos, generará efectivo necesario para construir la columna con calidad y fortaleza. Invertir ese dinero en el regreso de D’Alessandro, y en buenos contratos para Demichelis, Aimar y Saviola (Todos terminan sus vínculos europeos en junio), como también desembolsar algunos billetes por jugadores de calidad como Ricardo Álvarez, o Ignacio Scocco, por nombrar a algunos; no será un gasto, sino –como bien dijimos arriba- una inversión.

Entre sueldos y fichajes, River debería gastar una cifra que oscilaría entre los 20 y 25 millones de dólares. Bastante grande para el fútbol actual. Bastante chica para lo que se puede generar.

Siguiendo en el mundo de los supuestos, River con ese gasto tendría un equipo similar a éste: Barovero o Chichizola – Mercado, Demichelis, Bottinelli o Ramiro FM o Pezzella – Sánchez o Affranchino, Ponzio, Aimar o Álvarez, Vangioni – D’Alessandro o Aimar – Saviola y Scocco o Mora. (3-4-1-2)
Con semejante panorama, los juveniles pasarían a tener el rol secundario que tanto necesitan a la hora de ingresar a una Primera División. Los resultados positivos no serían una utopía, o al menos no lo sería soñarlos. Y allí, todo pasa a ser color de rosa. Las apariciones de Silguero, Balanta, Kranevitter, Lanzini, Cazares, Andrada, Vila o Kaprof serían graduales, hasta que se consagren en la titularidad. Aceitando una columna, es más fácil ir cambiando eslabón por eslabón y que cada juvenil sepa con certeza cuál será su rol en el equipo y en el plantel.

La camiseta de River, vidriera permanente, permitirá que cualquiera de los juveniles que tenga un gran desarrollo en Primera, se valorice de manera categórica. Si Lamela, metiendo un par de pases gol, algunos goles y descendiendo valió 14 millones de euros; ¿se imaginan el precio de Cazares siendo titular en un River semifinalista de Libertadores? Desde allí, la recuperación del dinero será cuestión de tiempo. Y obviamente que, para generar una rueda definitivamente exitosa cuál Barcelona, la ganancia deberá reinvertirse.

En fin, un proyecto que tiene miles de detalles más, que deberán pulirse y analizarse para llevarlo a cabo. Pero un proyecto al fin. ¿Una utopía? Depende de nosotros y la elección que hagamos a final de 2013.

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