lunes, 27 de agosto de 2012

Gusto a nada


Torneo Inicial 2012 - Cuarta Fecha



River no pudo romper a un pobrísimo San Lorenzo e igualó 0 a 0 por la cuarta fecha del Torneo Inicial 2012. En el equipo de Almeyda, lo mejor fue Ponzio, aunque no tuvo mucha compañía. Una idea monótona e irregular.


Por fin. Era hora. No aguantábamos más. Llegaba el momento de  enfrentarnos nuevamente ante un grande en Primera, y por los puntos. En la vereda contraria, estaba San Lorenzo. Si, justo el último grande con el que habíamos jugado previo a 26-J-2011.

Era la prueba de fuego para éste equipo dirigido por Almeyda y su ideal de calzarse la pilcha de candidatos para ir por el título tras el nefasto paso por el Nacional B. La idea de ser superiores al rival, debía estar plasmada desde el minuto cero.

Apenas arrancó el encuentro, la penosa y pobre imagen de un San Lorenzo amarretón demostró que el primer objetivo millonario estaba pronto a ser cumplido. River iba a ser superior a su rival desde todo punto de vista, ya que el equipo de Caruso Lombardi vino al Monumental a buscar el “puntito inteligente”.

Pero esta superioridad, lejos de generarse por el buen juego riverplatense, se daba por la mezquindad de un San Lorenzo más parecido a Huracán Corrientes –por sus colores- que al verdadero San Lorenzo.
River debía buscar de manera constante y continua, alcanzar el segundo objetivo primordial: batir a Pablo Migliore. Es decir, marcar. Hacer el gol que abra el resultado y sobretodo muestre una grieta en el caparazón de éste San Lorenzo con forma de tortugón temeroso.

Y fue allí, donde una vez más el Millonario tropezó con la misma piedra: la falta de creación. Suena reiterativo, pero es así. Desde el primer encuentro ante Belgrano, el equipo de Almeyda acusa a gritos su “Lanzini-dependencia” para crear una mínima acción de fútbol asociado y punzante.

La idea de jugar con Trezeguet y Funes Mori ante equipos que vienen a cerrarse atrás, genera una monotonía desde el juego que River termina padeciendo. La falta de creación queda expuesta cuando Ponzio o Cirigliano demuestran que su función es recuperar y tocar corto al pie, más que buscar los espacios en la defensa rival.

Y es aquí, dónde el interrogante es aún mayor. ¿Lo ve Almeyda, esto? ¿Se da cuenta que acorralando a Lanzini sobre la izquierda, termina damnificando al equipo? ¿Es necesario mencionar que el equipo es estático con Funes Mori y Trezeguet arriba? ¿Por qué River no refleja una mejoría intelectual desde ese punto?

Así, las preguntas pueden ser miles. Lo cierto, es que River una vez más volvió a sufrir la falta de juego. Aun cambiando a los intérpretes, ya que en el segundo tiempo Cazares y Villalva remplazaron a Lanzini y Sánchez respectivamente. El problema de River es el esquema. Los dos volantes externos, no cumplen ninguna función. Ni van hasta el fondo y tiran un centro preciso para aprovechar a Trezeguet, ni se cierra y generan juego.

Es por eso que, separarlos en los extremos de la cancha, atenta contra la intención de River de ser paciente y buscar los huecos a través del toque y el cambio de ritmo. Justamente porque quienes mejor toque en velocidad tienen, se encuentran en sectores opuestos de la cancha, siendo inhabilitados de tirar alguna pared que levante una ilusión de ser mejor que esto.

Del partido no queda mucho. Una cierta desconcentración defensiva que casi sale cara, sobre los 35 del primer tiempo, cuando Jara anticipó un centro y reventó el travesaño, fue lo único que alteró la tranquilidad de la defensa millonaria.

Para destacar, la garra y el coraje de Ponzio a la hora de jugar. Quitó, distribuyó, gambeteó y hasta remató. Pero claro… si River depende de Ponzio, puede tener mucho empeño, pero poco juego. ¡A mejorar! 

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