lunes, 25 de febrero de 2013

River, un equipo bipolar

Ramón sopla a su equipo. Por ahora, alcanza.


River no juega su mejor fútbol, pero no para de ganar. Supera escollos que antes eran impensados, y de a poco comienza a ilusionar a su gente con el campeonato 34. ¿Hace bien el hincha riverplatense en ilusionarse? ¿Cambió tanto éste equipo como para confiar ciegamente en él? ¿Es Ramón suficiente para mantener éste tren durante 19 fechas?

River es un conjunto bipolar. Mejor dicho, hace que sus hinchas terminen siendo bipolares. ¿Quién no estaba preocupado en el primer tiempo ante Tigre? ¿Quién no terminó festejando con euforia un triunfo justificado por las ganas? ¿Quién no pensó que a River no le daba la nafta en el primer tiempo? ¿Y quién no terminó ilusionado con campeonar?

Este cambio constante de pensamientos y emociones, se resume en un solo personaje: Ramón Ángel Díaz. Desde su llegada, River cambia constantemente en su cabeza. Por su fuerza de voluntad, deja de ser un equipo tímido e insulso para ser uno que realmente impone su carácter y su estilo. Los fantasmas del pasado vs las ilusiones del presente.

El cambio mental que generó Ramón Díaz, parece ser suficiente hasta ahora para levantar varios partidos que en otra etapa se hubiesen complicado más de la cuenta. Otro punto positivo para el Riojano es que encontró el esquema a utilizar desde el verano, y a excepción de un par de intérpretes, no necesitará variar mucho para conseguir el funcionamiento deseado durante los 90 minutos.

Sin embargo, algunos jugadores aún presentan dudas desde sus actitudes dubitativas. Sánchez buscando la expulsión de manera aberrante ante Tigre, la reacción de Ponzio contra Belgrano o la tibieza de Bottinelli y Mercado en algunos pasajes de los encuentros, son pequeños detalles que un equipo que quiere ser campeón debe tener muy en cuenta y corregir.

La actitud futbolística y mental del segundo tiempo, demuestra la ambición. Es un punto a rescatar. Nadie puede conseguir grandes resultados si no acompaña de un pensamiento ambicioso. River, eso, lo tiene.
Quedará la incógnita, que responderá el tiempo, sobre si a éste River le alcanza con algunos minutos de fútbol y varios de personalidad. Hasta ahora, ni le sobró ni le faltó. Supo cómo encarrilar un encuentro complicadísimo ante Belgrano, bancar a un débil Estudiantes y remontarle a un duro Tigre.

El segundo tiempo ante los de Victoria, podría catalogarse como el mejor de los seis que ha disputado el conjunto de Ramón. Aunque el primero, también podría calificarse como el peor. Es así. Un River bipolar. Un River de Ramón, que convive con un River fantasmal del pasado. De a poco, el Riojano empieza a ganar la batalla para su lado. ¿Y ahora? ¿Nos ilusionamos? Falta tanto…

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