Ramón sopla a su equipo. Por ahora, alcanza. |
River no juega su mejor fútbol, pero no para de ganar.
Supera escollos que antes eran impensados, y de a poco comienza a ilusionar a
su gente con el campeonato 34. ¿Hace bien el hincha riverplatense en
ilusionarse? ¿Cambió tanto éste equipo como para confiar ciegamente en él? ¿Es Ramón
suficiente para mantener éste tren durante 19 fechas?
River es un conjunto bipolar. Mejor dicho, hace que sus
hinchas terminen siendo bipolares. ¿Quién no estaba preocupado en el primer
tiempo ante Tigre? ¿Quién no terminó festejando con euforia un triunfo
justificado por las ganas? ¿Quién no pensó que a River no le daba la nafta en
el primer tiempo? ¿Y quién no terminó ilusionado con campeonar?
Este cambio constante de pensamientos y emociones, se resume
en un solo personaje: Ramón Ángel Díaz. Desde su llegada, River cambia
constantemente en su cabeza. Por su fuerza de voluntad, deja de ser un equipo
tímido e insulso para ser uno que realmente impone su carácter y su estilo. Los
fantasmas del pasado vs las ilusiones del presente.
El cambio mental que generó Ramón Díaz, parece ser
suficiente hasta ahora para levantar varios partidos que en otra etapa se
hubiesen complicado más de la cuenta. Otro punto positivo para el Riojano es
que encontró el esquema a utilizar desde el verano, y a excepción de un par de
intérpretes, no necesitará variar mucho para conseguir el funcionamiento
deseado durante los 90 minutos.
Sin embargo, algunos jugadores aún presentan dudas desde sus
actitudes dubitativas. Sánchez buscando la expulsión de manera aberrante ante
Tigre, la reacción de Ponzio contra Belgrano o la tibieza de Bottinelli y
Mercado en algunos pasajes de los encuentros, son pequeños detalles que un
equipo que quiere ser campeón debe tener muy en cuenta y corregir.
La actitud futbolística y mental del segundo tiempo,
demuestra la ambición. Es un punto a rescatar. Nadie puede conseguir grandes
resultados si no acompaña de un pensamiento ambicioso. River, eso, lo tiene.
Quedará la incógnita, que responderá el tiempo, sobre si a
éste River le alcanza con algunos minutos de fútbol y varios de personalidad.
Hasta ahora, ni le sobró ni le faltó. Supo cómo encarrilar un encuentro complicadísimo
ante Belgrano, bancar a un débil Estudiantes y remontarle a un duro Tigre.
El segundo tiempo ante los de Victoria, podría catalogarse
como el mejor de los seis que ha disputado el conjunto de Ramón. Aunque el
primero, también podría calificarse como el peor. Es así. Un River bipolar. Un
River de Ramón, que convive con un River fantasmal del pasado. De a poco, el
Riojano empieza a ganar la batalla para su lado. ¿Y ahora? ¿Nos ilusionamos?
Falta tanto…
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